D
e la redacción de INFORME DIGITAL El presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, manifestó días atrás en una reunión con empresarios de Estados Unidos que la firma UPM (ex Botnia) está dispuesta a instalar una nueva planta en su país, si se le permite elevar un 20 por ciento la producción de la actual industria que funciona en Fray Bentos, de acuerdo a lo informado por el portal Búsqueda. Esto prendió una luz de alerta en los integrantes de la Asamblea ambiental de Gualeguaychú, que anticiparon que elaborarán un documento para advertir que la pastera llegó al límite de producción autorizado, inclusive, por la Corte Internacional de La Haya. En diálogo con Radio F5, el asambleísta Gustavo Rivollier, dijo que si bien creen que la planta no se instalaría directamente sobre el río Uruguay “por lo que socialmente significa y porque el tema de la materia prima, la madera, está complicado en la zona” sostuvo que el lugar elegido sería “el Río Negro, que es un tributario directo del río Uruguay, que es la posibilidad que se está manejando”. En ese sentido reclamó: “Argentina tiene algo que decir al menos pedir explicaciones de cómo es la cosa”. “Traición a Artigas” Rivollier cuestionó duramente la actitud asumida por el gobierno de Mujica respecto de las condiciones en que llegan las inversiones: “Uruguay sigue subsidiando el estándar de vida de los países nórdicos: Suecia, Noruega, Finlandia a través de este tipo de empresas. Esto es lamentable y también es lamentable la falta de firmeza. Una cosa es que usted tenga necesidad y se abra a los capitales y otra cosa es abrirse así. Están traicionando e legado de Artigas cuando dijo claramente: ‘no venderé e rico patrimonio de los uruguayos al vil precio de la necesidad’”. “Hay un problema netamente de poder, de soberanía. Uruguay ya es un dependiente enfermo por la necesidad que tiene de inversiones permanentes. Porque las inversiones están llegando a zonas francas, no generan impuestos. Se ven los grandes movimientos en el momento de las construcciones pero una vez en marcha siguen siendo los clásicos exportadores de materias primas”, señaló y agregó: “lo único que dejan son sueldos en la gente, un canon que pagan por zona franca que es irrisorio y el resto es valor agregado que se llevan y ni siquiera deposita los dólares en los bancos locales porque como es de libre disponibilidad va a los puertos finlandeses y lo cobran directamente en los bancos de Finlandia”. Rivollier anticipó que desde la asamblea están por elaborar un documento “porque Botnia está llegado al límite de producción que es un millón de toneladas. Ya está. Deberían parando porque lo autorizado tanto en la autorización ambiental previa como en la corte internacional de justicia es un millón”, dijo al referirse a la condición por la cual la empresa realizaría una nueva inversión en el país vecino.