E
l nombre de Walter Eichhorn es casi ignoto en el departamento La Paz. En su pueblo, San Gustavo, no lo conocen y tampoco quienes comparten el apellido dicen saber quién es este militar a quien reclama la justicia mendocina. Walter Tomás Eichhorn nació el 15 de agosto de 1929 en el paraje San Gustavo, un pueblo que hoy tiene menos de 2.000 habitantes y que debe su nombre al agrimensor que delimitó el perímetro urbano de esas tierras de laboriosos inmigrantes europeos. Su familia de origen alemán guarda algún parentesco con los dueños del Hotel Edén, el mismo que durante la primera mitad del siglo pasado recibió a los apellidos más rancios de la aristocracia argentina, y él mismo comparte el nombre con uno de sus fundadores: Walter Eichhorn, que fue a la vez un importante contribuyente de Adolf Hitler y que colaboró económicamente para el crecimiento y sostenimiento del nazismo. Hoy nadie conoce al hijo de Alberto Eichhorn y de Matilde Spil. El suboficial mayor retirado del Ejército es un completo desconocido en San Gustavo, aunque no para la Policía local que lo busca, a pesar de no haber recibido ningún pedido de averiguación sobre su paradero, por su participación en delitos de lesa humanidad en la provincia de Mendoza durante la última dictadura cívico-militar. El alerta llegó a través del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, que ofrece una recompensa de $100.000 para quien aporte datos que permitan su detención. Eichhorn, de 83 años, está acusado por secuestros y torturas en el Casino de Suboficiales, un centro clandestino de detención de mujeres que funcionaba en dependencias militares de la capital mendocina durante la última dictadura cívico-militar. En su caso está procesado por la privación ilegítima de libertad de 14 personas y la imposición de tormentos a 11 mujeres recluidas en ese lugar. La modalidad represiva en la provincia hacía que los detenidos no permanecieran en un mismo sitio, sino que circulaban por los distintos lugares de detención hasta que se adoptara una decisión al respecto y, entonces, aquellos que eran blanqueados culminaban su itinerario en la penitenciaría provincial. Pero no fue así para las mujeres detenidas ilegalmente en el Casino de Suboficiales. El Casino de Suboficiales funcionó como centro clandestino de detención entre marzo y agosto de 1976, bajo la dirección conjunta del Ejército y la Fuerza Aérea, y se cree que por allí pasaron una veintena de mujeres, según las constancias que obran en la causa que se tramita ante el Juzgado Federal de Mendoza. En la estructura represiva Eichhorn fue reconocido por varias ex detenidas políticas que lo señalaron como uno de los celadores que oficiaba de custodio en el lugar. Fuga Eichhorn fue procesado, pero permaneció excarcelado por disposición de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, que entre 2008 y 2009 dispuso una catarata de liberaciones de represores imputados por delitos de lesa humanidad. Como consecuencia de aquellas resoluciones, siete de represores permanecen prófugos. En el caso de Eichhorn, cuando el tribunal, con otra composición, confirmó su procesamiento y ordenó su detención, no se presentó. Entonces, el 1 de marzo pasado el juez decretó la orden de captura nacional. El represor se esfumó: dejó de frecuentar los lugares donde solía hacerlo, abandonó los domicilios conocidos y a los 83 años se consagró a una vida de prófugo. Los delegados judiciales llegaron tarde a la casa de Villa Nueva, una localidad ubicada a pocos kilómetros de la capital; tampoco pudieron ubicarlo en otro domicilio de Río Cuarto, Córdoba; y no creyeron que volviera a sus raíces entrerrianas. Sin embargo, fuentes de la Policía de Entre Ríos no descartaron que Eichhorn esté viviendo en Paraná y que cada tanto visite La Paz, según dijo a EL DIARIO un alto jefe que está tras la pista del represor prófugo. El 30 de mayo el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, a través de la Resolución Número 1.023/13, ofreció una recompensa de $100.000, por un plazo de 12 meses, “destinada a aquellas personas que brinden datos útiles que resultasen determinantes para la detención de Walter Tomás Eichhorn”. Pero hasta el momento tampoco hubo novedades. Hasta el momento. En el país se buscan 58 prófugos acusados por crímenes de lesa humanidad. En esa lista aparece José Darío Mazzaferri, ex integrante de la Policía Federal, imputado en una causa que se tramita en Concepción del Uruguay por crímenes cometidos en esa ciudad en 1976. En el juicio que se celebró el año pasado en Paraná su nombre apareció una y otra vez en boca de las víctimas. Los testimonios fueron coincidentes respecto del rol de Mazzaferri en una estructura parapolicial desde la que coordinaban operaciones de la represión ilegal: era quien encabezaba los operativos e instruía a los agentes en las más terribles técnicas de tortura con picana eléctrica dentro de una denominada “oficina técnica” que funcionaba en la Delegación local de la Policía Federal. Mazzaferri está prófugo desde el 13 mayo de 2009 y el Ministerio de Justicia ofrece una recompensa de $200.000 para quien aporte datos que permitan su captura, publicó El Diario.