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na tarde de mayo de 2011 Juan Pablo Viera llamó a sus hermanos y les confesó: “Maté a papá y lo enterré en la casa”. Horas después, el muchacho se entregó en la comisaría de Diamante acompañado por sus familiares. En la investigación, los testimonios y las pericias revelaron que Viera peleó con su padre y lo golpeó hasta dejarlo inconsciente, pero no muerto. Asustado, le puso una bolsa en la cabeza para detener la hemorragia. En los días siguientes hizo un pozo en una habitación, lo enterró y lo tapó con una carpeta de cemento, como su papá le enseñó a hacer en las changas de albañil. En el trasfondo del parricidio, aparece la adicción a la cocaína que hacía un tiempo dominaba la conducta de Viera. Este jueves se realizó la audiencia de juicio abreviado, donde se manifestó el acuerdo entre la fiscal de Cámara, Carolina Castagno, y el imputado, de 36 años, quien fue asistido por el defensor oficial Jorge Balbuena. Viera se hizo responsable del hecho, tras un cambio en la calificación legal del mismo, y aceptó cumplir la pena de 19 años de prisión. Adicciones Juan Pablo era el hijo favorito de Juan Carlos, de 66 años. Un tiempo atrás lo llevó a vivir con él a Diamante y juntos hacían trabajos de albañilería, jardinería y otros oficios. Pero el hijo no pudo abandonar el consumo de estupefacientes. Sus hermanos también sufrieron la adicción, pero pudieron salir. A él en cambio la droga le doblaba la voluntad. Hasta que el 7 de mayo de 2011 Juan Pablo y su padre tuvieron un encontronazo. El hijo estaba revisando las cosas de su padre para sacarle dinero, cuando el hombre lo sorprendió. Se fueron a las manos y en el forcejeo Juan Carlos golpeó su cabeza contra la pared y quedó en el suelo inconsciente, perdiendo mucha sangre por la herida. Juan Pablo se asustó y pensó que ya lo había matado. Por eso, en lugar de pedir auxilio para que asistan a su padre, se puso a limpiar la sangre en el piso, pero como la hemorragia no se detenía le puso una bolsa en la cabeza. Luego decidió ocultar el cadáver: buscó una pala y comenzó a cavar en una habitación de la casa, lo enterró y lo cubrió con tierra. Para finalizar el trabajo, rehizo el piso con una carpeta de cemento y ladrillos. Cinco días después, el 12 de mayo, Juan Pablo no aguantó más, tomó real dimensión de lo que había hecho y le confesó todo a sus hermanos, mientras hablaban por teléfono. Estos fueron a Diamante y le dijeron que se entregara a la Policía. Cuando los uniformados llegaron al domicilio de Colón y Almirante Brown, rompieron la losa y encontraron el cuerpo de Juan Carlos Viera.