F
ue la ciudad sinónimo de la desocupación en 2003, liderando las mediciones más negativas. Ahora la información es bien diferente y de acuerdo a los registros del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, en el cuarto trimestre de 2012 la ciudad de Concordia obtuvo una tasa del 2,9 por ciento de gente sin empleo, un escenario laboral que la iguala con las ciudades que -en las mediciones históricas- estuvieron menos afectadas por el flagelo de la desocupación. Luego de conocerse la información oficial, el gobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri consideró que “Concordia es el mejor ejemplo de un proceso virtuoso que vive el país, de la firmeza de las decisiones y de un camino que puso al pueblo argentino en el centro de la política”, señaló. Según los datos del organismo estadístico, Concordia tiene ahora un menor índice de desempleados que muchas ciudades de la Patagonia argentina, un dato que contrasta con una tendencia histórica en la que concordienses - y entrerrianos- se trasladaban en la búsqueda de mejores oportunidades laborales. En el mismo muestreo se señaló que el conglomerado Ushuaia -Tierra del Fuego, sede de las ensambladoras nacionales de electrónicos y una de las grandes beneficiadas con la sustitución de importaciones tiene una desocupación del 4,9 por ciento. La ciudad de Buenos Aires un 7,4 y los partidos del Gran Buenos Aires un 7,9. Gran Córdoba 7,7. San Nicolás-Villa Constitución 6,1 por ciento. Río Gallegos 4,1 por ciento de desempleo. Así, Concordia tiene una desocupación de menos de la mitad del promedio nacional y está en el lote de las ciudades con el menor índice de desempleo junto con Santa Rosa (1,4 por ciento), Formosa y San Luis (2,0 por ciento), Gran Resistencia (2,1 por ciento) y Corrientes (2,5 por ciento). Para el mandatario entrerriano la noticia “debe servirnos como la mejor prueba, sobre todo cuando escuchamos a los gurúes del neoliberalismo agitar las banderas del mercado como la panacea de las soluciones. El índice de desempleo es el resultado de una política de Estado que genera una sinergia con los empresarios, que impulsa la creación de pequeñas y medianas industrias, que alienta al comercio o a la inversión en el sector turístico. No vengan con otros manuales, que ya conocemos los nefastos resultados”, criticó Urribarri.