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esde las últimas horas de la tarde de este miércoles, un fuerte olor a azufre invadió unos cuantos barrios de Gualeguaychú. Hubo vecinos que se comunicaron con el teléfono de Vigilancia Ambiental pero, según denunciaron, no fueron atendidos. La situación reeditó el temor de los gualeguaychuenses por la contaminación de la celulosa UPM (exBotnia), ubicada en Fray Bentos. Los vientos, que soplaban del sudeste, llegaban con más intensidad a las zonas más altas de la ciudad y allí el olor penetraba en las casas. Raúl Almeida, integrante de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, describió lo sucedido en base a su experiencia: “Este miércoles por la tarde y en la noche anduve en la zona del puerto hasta calle Mitre, y se sentía el clásico olor a Botnia, el sulfhídrico de azufre, que lo conozco bien porque es el olor que he sentido cuando paso frente a Botnia por el río, o sea que no me cabía ninguna duda de donde venía”. “Justamente ayer el viento era del sector sudeste, que es el que trae los olores de allá y llamé al 105 a la tarde, pero no lo logré comunicarme. Nadie atendió el teléfono y tampoco insistí, porque en realidad hemos hecho tantas denuncias de este tipo que en los años que llevamos de lucha uno ve que no han servido para nada y uno termina desalentándose”, manifestó. “Depende del viento y en esta época que viene es cuando más lo vamos a empezar a sentir. Todo el material particulado que viaja con el viento no solo lo sentimos sino que lo aspiramos”, lamentó el dirigente. Por otra parte, se refirió a los cambios producidos en el río que ha podido advertir últimamente. Así, mencionó la ausencia de mejillones en los bancos de arena donde “pegan directamente las corrientes del río Uruguay”, aguas abajo de Botnia. “Esto lo consultás con biólogos y te dicen que es muy llamativo. En esos bancos que antes eran firmes, ahora aparece una melaza barrosa extraña, no hay nadie que nos diga qué es eso”, alertó. En cuanto a la oficina de Vigilancia Ambiental, Almeida dijo que “se supone que si es una oficina de vigilancia está para vigilar y no para sentarse a esperar que alguien llame. Se ve que no tienen nariz, que no sienten ni siquiera los olores”. “La lancha (de Vigilancia Ambiental) está fondeada en el medio del río, como adorno, desde el puerto se puede ver. No hay voluntad de hacer nada, por lo visto las autoridades tienen otros objetivos. Es lamentable realmente. Gualeguaychú recibió en su momento más de 2 millones de pesos para esto, hay un laboratorio que lo usa la Facultad de Bromatología y no para los fines que se compró, el municipio se lo entregó porque estaba embalado y en desuso”, finalizó.