E
l fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull, estuvo este sábado en el sur tucumano. En la investigación que lleva adelante para obtener información sobre posibles hechos de abusos sexuales que involucren al sacerdote Justo José Ilarraz, desplegó una agenda que contempló algunas entrevistas con personas que estuvieron vinculadas a la iglesia de Monteros. Una de las más importantes se concretó al mediodía, en la cárcel de esta ciudad, con el convicto Leonardo Galván, acusado de abusar de un niño de 12 años y de varias estafas. Galván llegó a desempeñarse como monaguillo del fallecido sacerdote Carlos Robledo. Durante la charla con el fiscal Ramírez Montrull, habría aportado datos relevantes para la causa en la que se investiga al sacerdote Ilarraz. "Estuvo muy dispuesto a conversar y aunque no tuvo contacto con Ilarraz, me dijo cosas que me permiten acercarme a otra persona que podría brindar información sobre supuestos abusos cometidos por el cura", dijo el fiscal entrerriano. El fiscal mantuvo una larga reunión con su par del Centro Judicial de Monteros, Jorge Carrasco. Este se comprometió a colaborar con la investigación recibiendo las denuncias que pudieran aparecer contra el sacerdote, acusado de haber abusado al menos de 50 menores cuando se desempeñó en el Seminario Menor de Paraná. Ramírez Montrull, luego de la reunión con Carrasco, se trasladó directamente a la Unidad Penitenciaria Nº 3. En la tarde mantuvo una entrevista con un vecino de Monteros. "Mi labor aquí es importante porque en caso de que llegue a establecer que en Monteros también el sacerdote habría incurrido en abuso de menores, esto avalaría los fundamentos ya expresados por la fiscalía para que la causa no prescriba y se impida el sobreseimiento de Ilarraz", remarcó. Hasta ahora, el sacerdote carga con siete denuncias concretas formuladas por víctimas que pasaron por el Seminario Menor de Paraná. "Todas estas personas, algunas ahora profesionales de entre 36 y 37 años, fueron coincidentes al comentar la metodología de sometimiento del victimario. Es decir, hablaron de tocamiento o acercamientos con contenidos sexuales. No hay dudas de la afectación que acusan por la traumática experiencia vivida y que recién ahora, incluso, pudieron contarles a sus parientes", comentó el fiscal entrerriano. "Al final de los relatos, cada uno sintió como una especie de alivio al haber podido contar lo que se guardaron durante décadas", aseveró.