S
i bien sesionarán las diez subcomisiones, cinco técnicas y cinco administrativas, el interés de las poblaciones ribereñas es el de conocer la respuesta de la delegación uruguaya al último pedido por escrito de la Argentina, para que se informe sobre el monitoreo a la pastera contaminante de Botnia (UPM) que lleva adelante el Comité Científico. El informe debe contener la interpretación del Comité Científico, respetando el acuerdo presidencial de Anchorena. Y para Argentina ese acuerdo es irrenunciable. El canciller uruguayo, Luis Almagro, emitió el 28 de diciembre del año pasado una resolución ministerial que declara el “carácter reservado, hasta tanto no sea aprobada por el Comité Científico”. EL ARGENTINO accedió a ese documento “reservado” de la cancillería uruguaya-. Se trata de la Resolución número 650/2011 por la cual “declara de carácter reservado, hasta tanto no sea aprobada por el Comité Científico” la información vinculada con el monitoreo. En el último plenario de la Caru, la delegación argentina elevó un escrito en el que insta al Uruguay a dar a conocer los resultados de acuerdo al Comité Científico, pero el vecino país se niega a hacerlo. En el plenario de la semana próxima debería responder la inquietud de Argentina, pese a que los gerentes de UPM se oponen a que se difundan dichos resultados, postura que es compartida por actuales funcionarios uruguayos que en su momento trabajaron como técnicos para la pastera como es el caso de Danilo Anton, actual secretario de Ambiente de Fray Bentos, y que en su actuación privada elaboró el estudio del impacto paisajístico de Botnia. O el caso de Eugenio Lorenzo, que integra el Comité Científico y antes fue el funcionario de Medioambiente que luchó a favor de la instalación de la pastera. El otro ingrediente sucedió esta semana. El lunes se ingresó nuevamente a la planta en el marco del monitoreo, aunque nada se informó. De todos modos, se reconstruyó esa escena y tanto los trabajadores del puente internacional General San Martín, como el personal de ambas Aduanas, dieron fe de que el lunes y el martes el olor fue insoportable. Casualmente, el 19 de octubre UPM hizo su parada de mantenimiento, “lo que explica esos olores” según los condescendientes funcionarios uruguayos. Otro aspecto que se debe tener en cuenta es que si la semana próxima hay acuerdo y se dan a conocer los informes del monitoreo, serán parciales, porque la calidad de aire no se ha monitoreado nunca, pese a que el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya fue más que elocuente al incluir la medición de las emisiones aéreas y que debe estar circunscriptas al que impacta sobre el río y no tierra adentro. Y no se ha podido medir porque el Uruguay se niega de manera sistemática a ese procedimiento, a pesar de que ya la Caru compró los equipos necesarios para realizar esas tareas.