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e la redacción de INFORME DIGITAL La televisión y el uso de computadoras y nuevas tecnologías tienen una incidencia cada vez mayor en la vida de niños, jóvenes y adultos. En este sentido, hay quienes entienden y argumentan que estas prácticas favorecen la pasividad y en consecuencia actúan en perjuicio de la creatividad, que según el Licenciado en Psicología Francisco Rodríguez, “comienza desde muy temprano cuando la mamá empieza a jugar, y creo que este aspecto del juego es uno de los aspectos centrales de la creatividad: la mamá los estimula con movimientos y acciones, usando juguetes o haciendo que el chico practique con sus manos los sentidos, estimulándolos”. En ese sentido señala que se observa “permanentemente” que hay “una estimulación pasiva en general, que es lo que pasa con respecto a la televisión o a los medios de comunicación, fundamentalmente Internet”. Si bien Rodríguez admite que hay un cierto grado de estimulación, advierte que “es muy pasiva y se necesita de alguna manera el contacto humano, no sólo con un objeto. Éste contacto humano se le puede dar los padres, las tías o la escuela. Se ha perdido la historia de contarle cuentos, estimularles el pensamiento de la imaginación porque ese cuento puede ser desarrollado en un dibujo o en disfrazarse, en una creación de música o de otras diferentes alternativas”. “El chico tiene que imaginarse y desarrollar esa cuestión de la creatividad para poder representarlo de distintas maneras, dibujando, cantando. Son diferentes maneras y eso le va a dar creatividad”, destaca. Si bien, para el profesional en psicología, en el caso de la televisión se trata de “un estímulo más”, considera necesario que se regule: “se han hecho estudios y quedó demostrado que los chicos pasan alrededor de siete horas por días adelante una televisión y eso quiere decir que se pierden un montón de oportunidades. En la adolescencia está la posibilidad de desarrollar la gran creatividad y el poder que tienen en transformar el mundo que los rodea, y justamente la escuela y los padres deberían estimular esa capacidad para encontrar un mundo distinto. En la adultez tal vez nos achanchamos y perdemos esta posibilidad de juego, nos volvemos rígidos y no nos animamos a jugar. Esa creatividad la desarrolla generalmente en el trabajo, las tareas cotidianas para ganar dinero”. Como contrapartida, Rodríguez destaca que en ese sentido “el deporte es fantástico, es algo que desarrolla la creatividad pero desarrolla un orden, una disciplina y un trabajo. Se necesita un esfuerzo para un logro y los jóvenes lo están perdiendo, creen que es llegar y ya está”.