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as organizaciones ecologistas El Paraná no se toca y Fundación Proteger alertaron sobre el avance de los proyectos productivos sobre la zona de islas del delta del Paraná y sus humedales, y catalogaron como "tibio e ineficaz" el accionar de los Estados provinciales y nacional. El llamado de atención se originó a través de la observación de la precarización de las economías familiares rurales y el impacto sobre los recursos ictícolas que genera la modificación de las islas del delta con fines agropecuarios. En los últimos años los proteccionistas denunciaron el accionar de empresas que modifican que modifican los terrenos de islas para impedir el ingreso de agua y, a través de tabiques, terraplenes y movimientos de suelo prepararlos para la siembra o para la cría de ganado. Pero el llamado de atención se redobló cuando, hace poco, advirtieron sobre la existencia de máquinas excavadoras que levantaron terraplenes en riachos ubicados frente a San Lorenzo y Rosario y el comienzo de la temporada de quemas para limpiar las islas y acondicionarlas para sus fines. En ese sentido, el presidente de la fundación Proteger, Jorge Cappato, señaló que "a través del cierre de arroyos, la fragmentación del hábitat y la desvinculación de las lagunas interiores de las islas, que son los grandes criaderos de peces del Paraná, con el curso principal del río estamos sellando el futuro de uno de los humedales más importantes del mundo. A esto debemos sumarle la pesca industrial descontrolada y la destrucción del humedal para la instalación de explotaciones agropecuarias". A su vez, el proteccionista detalló que "todos los peces del Paraná son migradores y, según los científicos, esas migraciones transversales son fundamentales para la vida y el desarrollo de la fauna ictícola. A través de estas prácticas nuevas que se pretenden instalar en la zona de islas se interrumpe la vinculación natural que tienen los grandes criaderos de peces (lagunas, lagos y arroyos interiores) con el cauce principal del río". En tanto, Cappato consideró que "además del daño sobre los bienes comunes se le cerrará el camino y empezarán a retroceder las economías tangibles y concretas de otras actividades que crean muchísima riqueza y puestos de empleo, y que tienen una enorme importancia social. Esto es imposible de reemplazar porque no hay ninguna maquinaria, tecnología o invento humano que pueda devolver las funciones de la naturaleza y de los humedales".