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e la redacción de INFORME DIGITAL Luego de que la presidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner, anunciara el lanzamiento de una línea de créditos para construir 400.000 viviendas en cuatro años, Radio F5 consultó a Javier Gómez, profesor de Geografía Urbana de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), para saber cuántas viviendas serían necesarias en la provincia para sanear el déficit habitacional. “Los datos que arrojó el ultimo censo, aun no se conocen en su totalidad y con el grado de detalle que necesitamos para un estudio profundo, no obstante, algunos primeros datos nos permiten hacer un diagnóstico introductorio”, deslizó. Según el profesor, en la provincia hay “438.679 viviendas, de las cuales, estaban habitadas 357.250, hay una diferencia de 80.000, aproximadamente que aparecen deshabitadas, que hay que vincularlas con casas de fin de semana o que al día del censo no estaban ocupadas”, dijo para agregar que “hay que aclarar que el concepto de vivienda estadístico no tiene que ver con la calidad de los materiales sino con la función que cumple. Todo ámbito edilicio donde viven personas, es una vivienda, no importa el material con el que está hecho. Un rancho donde viven personas es considerado una vivienda”, ejemplificó. En base a esto marcó otros datos: “en Entre Ríos se contabilizaron casi 4.000 ranchos, 7.000 casillas y 1.200 ámbitos no preparados para vivir, aunque ahí lo haga la gente”. En total, “serían 12.500 viviendas de alta precariedad”. “El departamento Paraná contabiliza 1.000 viviendas con condición de rancho o casilla. En Concordia esa forma de construcción es superior a 4.000. Esto nos permite hacer una inferencia sobre la falta de soluciones habitacionales”, destacó Gómez. Para el profesor, “el concepto de hogar tiene que ver con una unidad económica que puede estar constituido por una o más personas. A veces, en una vivienda convive más de un hogar, varias unidades económicas lo que nos permite inferir el déficit habitacional, porque refleja el hacinamiento”. Además “existen casas clase A y B. Las segundas son aquellas construidas con materiales sólidos, como el ladrillo, pero que sin embargo, con tienen falencias estructurales, como no poseer piso, revoque o que no tengan un techo sólido o sin agua potable en el interior de la vivienda. La provincia tiene 35.000 de estas casas. Esto nos permite ampliar la idea de que el déficit puede ser aun mayor”.