E
n los primeros días de abril la presentación judicial la hizo el fondo de inversión Equity Trust, y esta semana se notificó la decisión del Nuevo Banco de Entre Ríos S.A. que reclama una deuda de casi 22 millones de pesos. Se trata de créditos tomados 12 años atrás y que pasaron por todas las etapas de los años recientes de la entidad financiera. La empresa se había presentado en concurso en 2004 con más de 400 acreedores, pero en los últimos años había mejorado notablemente. “Sagemüller S.A., empresa argentina centenaria, durante los últimos 25 años, ha enfrentado una gran diversidad de situaciones que fueron forjando una filosofía de trabajo que nos enorgullece e identifica y una conducta que la ha hecho trascender. Desde hace un tiempo, nuestra Empresa viene sufriendo serias dificultades financieras que, en las últimas semanas, han llegado a su máxima expresión y nos han llevado a una decisión que desde hace tiempo tratamos de evitar. Ante esta situación, y con el principal objetivo de salvaguardar la continuidad de la Empresa, sus fuentes de trabajo y la actividad de nuestros proveedores y clientes, hemos decidido formalizar ante la Justicia la presentación de la Empresa en Concurso de Acreedores”. Con estas palabras, el titular de la mítica compañía con sede en Crespo, Franz Sagemüller, anunciaba públicamente en septiembre del año 2004, a través de una carta, que convocaba a los más de 400 acreedores en una instancia judicial que llega hasta nuestros días y que parece no tener solución de continuidad para la compañía agroindustrial altamente diversificada. Es que a comienzos de abril, el fondo de inversión vinculado a bancos nacionales Equity Trust, que adquirió el paquete de deudas del Bank Boston –que fue comprado hace algunos años por el sudafricano Standard Bank- le solicitó la quiebra ante la negación de la compañía para abonar la cuota correspondiente al presente año y que fuera acordada en la propuesta de pago que Sagemüller realizó en el Concurso que sustanció el juez Eduardo Federico Planas, titular del Juzgado Civil y Comercial N 4 de Entre Ríos. En este marco, la empresa se comprometió a abonar un total aproximado de 2.000.000 de pesos anuales a los acreedores, entre los que se cuentan los 300.000 mil pesos de Equity Trust, del total de 2.800.000 de pesos que debe abonarle. “Fueron a Crespo a hacer efectivo el cobro y desde la empresa le solicitaron una facturación especial, lo que molestó al abogado del fondo de inversión y éste decidió no discutir nada que esté más allá del expediente y le solicitó al juez la quiebra de Sagemüller. Pero a las horas apareció el dinero y no llegó a sustanciarse la quiebra”, afirmó una fuente vinculada a la causa. Esta semana, con algo más de complejidad, el que solicitó la quiebra fue el Nuevo Banco de Entre Ríos S.A., ya que la empresa se negó a abonar la suma de aproximadamente 400.000 pesos que correspondía a la entidad financiera en concepto de primera cuota al igual que el fondo de inversión y los restantes acreedores verificados en calidad de quirografarios. Sin embargo, en este caso, Sagemüller argumenta que sólo adeuda 351.000 pesos por todo concepto, y que ya fue saldado en la causa. Sin embargo, en el Concurso, el Nuevo Bersa reclama una deuda millonaria que orilla los 22 millones de pesos y solicitó al juez la quiebra de la compañía en lo que –según un abogado de un acreedor vinculado a la causa- entienden como una “chicana judicial para extender los plazos”. Antecedentes Según lo que consta en el expediente 14.443 del Juzgado Civil y Comercial Nº 4 –con antecedentes en los expedientes 12012 y 14306 del mismo juzgado- El Nuevo Banco de Entre Ríos reclama un crédito en origen por 3,5 millones de dólares (con garantía) obtenido en octubre de 2000 en el por entonces Banco de Entre Ríos S.A. y un saldo deudor en cuenta corriente del orden de los 3 millones de pesos al momento del cierre de la cuenta (sin garantías en lo que se llama quirografario) y que fue admitido judicialmente por un total de $ 3.767.856,79. Según consta en los registros, estos créditos fueron cedidos al Banco de la Nación Argentina en su carácter de fiduciario del Fideicomiso Bersa y luego Nuevo Banco de Entre Ríos S.A., quien resulta ser su titular actual. Luego del tránsito de todas las instancias judiciales, el crédito quirografario quedó fijo en algo más de 3.7 millones de pesos, licuándose sus intereses que lo hubiesen llevado a por lo menos 10 millones más; pero el crédito con garantía que originalmente fue asignado en 3.5 millones de dólares se convirtió con los años en una suma que la sindicatura ha estimado en algunos miles más por allá de los 18 millones de pesos. Es decir que la deuda global con el Nuevo Bersa supera los 22 millones de pesos, y sobre ellos se sienta el banco para solicitar la quiebra de la empresa alimenticia más tradicional de Entre Ríos, tras 11 años de trámite judicial. Una fuente del banco, solicitando anonimato, aseguró que “Sagemüller obtuvo en el Concurso Preventivo la homologación del acuerdo que propuso a los acreedores quirografarios, que consiste en pago del 60 % de los créditos quirografarios, verificados o admitidos, en un plazo de seis años, contados a partir de la homologación firme del acuerdo, en seis cuotas anuales y consecutivas, siendo la primera y segunda cuota del 12,5 %, cada una; la tercera cuota del 15 % y las restantes cuotas del 20 % cada una de ellas, devengando todas desde que comience a regir el plazo de pago un interés del 6 % anual sobre saldo, que se abonarán conjuntamente con las respectivas cuotas de capital”. En esa instancia, el Nuevo Banco también cuestionó que se haya permitido votar el acuerdo a Sagema S.A., empresa controlada por Sagemuller S.A., lo que fue determinante para la aprobación y homologación de la propuesta de pago. Algunos acreedores vendieron o cedieron su deuda para favorecer el proceso que incluiría una deuda total de unos 30 millones de pesos. Según abogados de los acreedores consultados, el 28 de febrero pasado se produjo el vencimiento del plazo para el pago de la primera cuota del acuerdo, y al día siguiente se presentó Equito Trust. El Nuevo Bersa, en tanto, viajó a Crespo, con un escribano, el día 9 de marzo, y allí dos directivos se negaron a pagar la cuota con el argumento que ya habían depositado “en el incidente de revisión el monto adeudado a la entidad conforme surge de la liquidación practicada a pedido de Sagemuller S.A. por la Universidad Nacional de Entre Ríos, obrante en dichas actuaciones”, reveló la fuente bancaria. El monto exacto que Sagemüller reconoce como deuda con el banco, por todo concepto, y que depositó en el expediente asciende a 351.548,09 pesos. Presente Todo indica que la familia Sagemüller ya fue notificada por el juez del pedido realizado por el Nuevo Banco de Entre Ríos S.A. Ahora se espera la definición del proceso en esta instancia, ya que es conocido en los ámbitos empresarios el distanciamiento y nulo diálogo que banco y empresa poseen desde hace varios años, especialmente cuando Franz Sagemüller presentó una denuncia penal en 2006 contra todos los directores de la entidad financiera, que fuera desestimada luego judicialmente. Conocedores de la causa aseguran que en esta instancia intentó nuevamente la estrategia, aunque sin éxito. De allí que no sorprenda la actitud de la empresa ante su realidad productiva. Todas las consultas realizadas sobre la realidad de la compañía coinciden en que se encuentra en un buen momento productivo, que está realizando inversiones que la colocan en un umbral más alto de rentabilidad, acompañando el ciclo positivo de la economía, especialmente de la agroindustria. Más aún; abogados consultados aseguran que todos los acreedores del concurso que se han presentado a cobrar lo han hecho y que su encono con la entidad financiera es lo que motoriza esta actitud para dilatar el pago. Un empresario de la región, que conoce bien los movimientos del empresario de ascendencia alemana, aseguró que Sagemüller posee un crédito con el banco holandés ABN AMRO –garantizado con activos en el exterior- cuyas cuotas se vienen cumpliendo religiosamente, en consonancia con el momento de recuperación por el que estaría pasando la compañía. Como se advierte, la saga de desencuentros y avatares de la compañía alimenticia –nacida en 1896- que posee marcas de alto posicionamiento y valor comercial como Molinos Sagemuller, Óptimo, Reinharina, Bárbara, Keksy y Bacán, entre otras, parece no tener solución de continuidad. Con el legado de Don Otto Sagemüller, fundador del emporio, la empresa mostraba indicadores más vigorosos. La producción de pastas, pollos, alimentos balanceados, horneables, arroz, gelificables o polentas –algunas de las líneas de la empresa- han incrementado su mercado en los últimos años y la empresa parecía haber encontrado el camino de la recuperación. Sin embargo, con el concurso concluido, el plan de pagos aprobado, el juez ya tomó la decisión y a Sagemüller se le cierran los caminos.