D
e la Redacción de INFORME DIGITAL En estos días se conoció el caso de una madre que tomó la decisión extrema de poner en venta, a través de las redes sociales, uno de sus pulmones y un riñon para poder comprar una vivienda digna a donde pueda cuidar a su hijo que, en julio, será operado de la columna. Nicolás tiene 2 años y tres meses y sufre sin síndrome de Goldenhar, una enfermedad congénita que se manifiesta en el momento del nacimiento, producto de malformaciones. El caso generó polémica sobre la legislación y puso en el tapete el tema de la donación de órganos. Al respecto, el encargado de Comunicación del Centro Único Coordinador de Ablaciones (Cucaier), Pablo Sors, manifestó que “la legislación Argentina y la de casi todos los países, prohíbe el intercambio de órganos a cambio de un bien material, porque es un delito”. Asimismo, explicó que “aunque se tenga la voluntad de venderlo, no se puede hacer, porque ningún centro de transplante del país va a implantar un órgano que no provenga del sistema de donación legal, controlado por el Incucai, esto no se producirá pese a que exista quien lo venda y lo compre”. En tanto, en diálogo con Radio F5, Sors expresó: “Uno no dona para una persona en particular, salvo las donaciones en vida, pero en casos cadavéricos”. A su vez, señaló que se “dona para un sistema solidario y equitativo, para la persona que más lo necesita y que mayor compatibilidad que tiene”. En ese sentido, el integrante de Cucaier aclaro que “cuando uno dona en vida, lo hace para un familiar, lo dice la legislación, el grado es hasta tercer grado de cosanguineidad. Se donan riñones, sección de hígados y en Argentina aun no se hace lo de la porción de pulmón, pero se realiza”. También, resaltó que “nuestra provincia tiene un índice superior de donaciones superior a otras provincias, esto es por el trabajo y la seriedad. Son las familias de las personas implantadas las que generan confianza y transmiten la seriedad y así se van derrumbando mitos sobre la donación”. Por último, recordó: “Siempre nos pensamos como donantes, pero por estadística tenemos muchas más posibilidades de ser receptor, porque si fueran más receptores que donantes, no habría listas de espera”.