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e la redacción de INFORME DIGITAL Ninguna Casa de Altos Estudios del país figura en la clasificación del “The Times Higher Education”, basada en el análisis universitario de 149 países. El análisis que se realiza por segundo año consecutivo, incluyó la consulta a 31 mil académicos, e intenta proporcionar una idea precisa de la reputación de las instituciones de todo el mundo. Lamentablemente, la región quedó muy relegada en la clasificación, y sólo tiene tres universidades dentro de las mejores 400: la de San Pablo, en el puesto 174; la Estatal de Campinas, también en Brasil; y la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sobre el tema habló en Radio F5 Sebastián Aguilar, vice rector de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), quien además está a cargo del decanato de la Facultad de Ciencias de la Gestión. Para él, esto “es una noticia como tantas otras, pero que en el ámbito universitario tiene su peso”. Pero a pesar de lo que pueda representar “no debe llevarnos a una profunda preocupación, pero si a mirar a una perspectiva que tienda a modificar cuestiones que tienen que ver con qué hace una universidad pública o cuál debe ser su inserción dentro de la estructura de un país”. Aguilar explicó que las Casas de Altos Estudios “del exterior, han acumulado su prestigio tras décadas y han tenido un desarrollo prolífico en cuanto a quiénes surgieron de ellas”, y sacan ventajas a las nuestras que “si tomamos este ranking, sólo observamos dos universidades argentinas que aparecieron hace muchos años atrás”. Qué pasa “Hay que ver cómo va la política universitaria en la República Argentina –agregó el rector-, estamos en un momento de necesidad de debates, donde se deben redefinir objetivos a nivel inserción en el mundo”. Para cotejar indicó que “el caso de que Brasil y Chile aparezcan en números bajos, tiene que ver con que hace algunos años han comenzado a generar una transformación en sus estructuras, invirtiendo dinero en investigación y fomentando el intercambio con universidades de prestigio europeas, americanas y en menor medida asiáticas”. “La Argentina tiene una dinámica propia, nuestras universidades son prestigiosas a nivel latinoamericano”, y quizá quienes hacen estos estudios nominales se vean atravesados por “intereses en juego” y “tienen esa cuotita de generar algunas potencialidades hacia algunas universidades más que al resto”, pero “eso no significa que nosotros no tengamos que hacer un debate profundo sobre nuestra educación pública universitaria”. Para Aguilar “en los últimos tiempos, y esto es una opinión, la universidad publica se ha encerrado en lógicas en las que aparece como alejada de la realidad, en el sentido de que ha quedado como a la vera de las grandes transformaciones, aunque esto no las incluye a todas porque hay grandes investigadores”. Esto es lo que “da la impresión de que tiene que haber un mayor involucramiento de la universidad en lo que hace a las políticas de Estado, esto obliga a que -el ya sindicado- Estado tome decisiones claras sobre presupuestos y mantener un plantel de profesores en condiciones pagas para poder realizar postgrados e investigaciones”. El rector recordó que además “hay grandes investigadores y profesores argentinos que trabajan en universidades internacionales”, nutriéndolas.