D
e la Redacción de INFORME DIGITAL La enorme de cantidad de palomas que circulan en distintos puntos de Entre Ríos, tanto en ciudades como en la zona rural, se han convertido en un problema cotidiano con el que se hace difícil lidiar. Se han hecho muchas propuestas y tomados diferentes medidas para tratar de controlar la creciente población de esa ave, la mayoría con resultados insatisfactorios. Recientemente, un insoportable olor producido por excremento de palomas hizo que las autoridades del establecimiento en conjunto con la titular de la Dirección Departamental de Educación suspendan por 72 horas las actividades educativas. En ese sentido, Enrique Bucher, un experto lo que se conoce como el manejo de vertebrados plaga, que pertenece al Centro de Zoología Aplicada de la Universidad Nacional de Córdoba , explicó: “Hay que separar dos problemas uno es de las palomas en las ciudades y otro es en el medio agrícola rural. En el primer caso, el problema está dado por dos factores, las deyecciones ensucian, pero además, pueden dañar cañerias, sistemas de agua o desagües, y obras de valor, ya que las deyecciones son ácidas y pueden corroer los monumentos”. Asimismo, el experto en el tema, en diálogo con Radio F5, comentó que “las deyecciones se secan y se transforman en polvo que el viento lo lleva y hace una especie de aerosol en el aire. Y así pueden, porque no siempre es así, haber algunos organismos patógenos”. A su vez, Bucher detalló: “por el lado rural, hay problemas con los cultivos, la magnitud de esos daños, digamos, bajo discusión. No siempre las medidas que se hacen coinciden con las indicaciones de daños que se dan por parte de los productores”. En ese sentido, expuso que “la población se mantiene básicamente por su posibilidad de recursos. La alimentación en las ciudades, en plazas y parques, por persona a las que les gustan las palomas es un problema. En el campo, el principal sustento está dado por los granos, pero no de los cultivos, sino de los granos que quedan en el suelo después de la cosecha”. También, Bucher manifestó que “sabemos más de lo que no hay que hacer, que de lo que sí hay que hacer. Controlándolas a través de matarlas o usar repelentes auditivos, no funciona. Porque matarlas no funciona, es porque estas aves tienen una producción de pichones es tan alta, que la cantidad que se pueden matar no alcanza, ni de lejos, para compensar la productividad que tienen. También se han propuestos esterilizantes, que tampoco funcionarían por la misma razón”. Además, el conocido experto señaló que “a veces se venden productos como ultrasonido para correrlas, el único problema es que las palomas no escuchan el ultrasonido”. Y agregó: “Es un problema que le preocupa tanto a la ciudad de Paraná como a Roma. Mucho se ganaría en las ciudades si se disminuye la disponibilidad de comida. Por supuesto, no es buena idea alimentar palomas en las plazas”.