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��Me encantó”, dice del otro lado del teléfono, con la satisfacción de haber dado un paso que se propuso dar, y que lo dio, sin sobresaltos ni expectativas desmedidas. Kylie González no resultó la reina del carnaval de Nogoyá, un objetivo que parecía demasiado, pero sí consiguió alzarse con un premio que la ubicó entre las cinco chicas que fueron premiadas. Kylie, la travesti nogoyaense que en 2010 dio un salto por sobre la mojigatería pueblerina y logró que en su escuela, la "Escuela Normal Antonio Sagarna", le permitieran a ella, nacida varón, asistir vestida de mujer al acto de colación, ahora se alzó con un pequeño gran trofeo, sin siquiera proponérselo. En la elección de soberanas, el sábado por la noche, Kylie González se impuso sobre otras varias competidoras, 15 en total, y quedó en cuarto lugar: fue coronada como Miss Simpatía. No fue reina La soberana resultó una chica de 15 años, Ayelén Carrizo. Tampoco primera princesa: el cetro se lo llevó Cristela Romero; ni segunda princesa, que resultó Daiana Orcellet. Kylie, "Miss Simpatía", quedó por encima de Karen Martínez, a quien eligieron como "Miss Espíritu Carnavalesco". Diferente Kylie siempre supo que sería una chica a pesar de ese envase que la envolvía. “No soy feliz dentro del envase de hombre”, dijo una vez y empezó a transitar ese sendero, a veces tortuoso, a veces gratificante de actuar como se siente. Salió de su pueblo, Nogoyá, habiendo roto algunos moldes, y se instaló en Paraná, para cursar la carrera de Comunicación Social. En medio, se propuso un desafío: desfilar como candidata a reina del carnaval de su ciudad. Eso hizo. Pero no lo hizo con ninguna pretensión. No arrastró su ego sólo por imponerse sobre el resto de las chicas. Pensó otra cosa. “No espero nada, yo sólo quería competir”, dijo cuando procuró explicar los porqué. “Mi fin fue romper con el tabú del prototipo femenino de belleza. Ya gané solamente con competir, yo estoy más allá de estos premios, no estoy a favor de la elección de una reina así. Me interesa otra cosa, que puedan competir otras chicas, una enana, una gorda, y creo que ya lo logré”, reveló. –¿Te sorprendió la elección? –Ni me lo esperaba. Aunque te confieso que me había preocupado un montón por mi estética y por desempeñarme bien. En realidad, siento que me lo merecía. Éramos quince chicas, y solamente premiaron a cinco; yo quedé en el cuarto lugar. –¿Qué te queda ahora? ¿Otro desafío? –No, nada, solamente seguir cursando en la Facultad, y nada más. –¿Nada más? –Bah, en realidad, ahora me invitaron para desfilar en los carnavales de Victoria. Pero ya no voy como candidata, sino solamente como invitada. No compito. Para mí, ya está, misión cumplida.