Lunes 13 de febrero de 2012
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Interés general
Un testigo clave declara en la causa por el robo de bebés
Oscar Natalio Kopaitich, el testigo que declarará este lunes ante el juez Federal de Paraná, Gustavo Zonis, en la causa por el robo de bebés, ratificó sus sospechas de que Paul Navone se apropió del hijo de Raquel Negro y Tulio Valenzuela.
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El testigo señaló que lo que contará es “tan terrible que parece alucinante”.

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scar Natalio Kopaitich, declarará este lunes frente al juez Federal de Paraná, Gustavo Zonis, en la causa que investiga el robo de bebés. En ese sentido, contó que en Rosario funcionaba una estructura dedicada a la comercialización de chicos nacidos en cautiverio durante la dictadura. El hombre advirtió que la historia que contará es “tan terrible que parece alucinante”. En cuanto al chico, dijeron que tenía algún problema de salud y que había nacido muerto. Eso es mentira. Es un invento de Navone para quedarse con el niño. Lo atendieron en el Instituto Privado de Pediatría hasta que salió del cuadro y de ahí fue a parar a una casa de la zona sur de Rosario donde tenían a todos los bebés, con personal que los cuidaba, para después venderlos. Ahí fue a parar el hijo de Raquel Negro”, afirmó. Kopaitich es un militante de la JP enrolado en la denominada Tendencia Peronista. Ese tal “Navone”, que él nombra “al que se le ocurre quedarse con un varón” es Paúl Alberto Navone, un agente de inteligencia que apareció muerto el 25 de febrero de 2008, el día en que debía presentarse a declarar como imputado en una causa en la que se investigaba el robo de bebés durante la dictadura. La nena es Sabrina Gullino y el varón continúa desaparecido. Son los hijos de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, nacidos en el Hospital Militar de Paraná en marzo de 1978. Los hechos Raquel Ángela Carolina Negro y Edgar Tulio Valenzuela fueron secuestrados el 2 de enero de 1978 en Mar del Plata y trasladados a la Quinta de Funes. Con ellos estaba Sebastián, el hijo de Raquel, que tenía un año y medio. El año pasado, cinco militares fueron condenados a penas de entre 5 y 14 años de prisión por sustracción de menores y sustitución de identidad. En el juicio se determinó que Raquel, que estaba embarazada al momento del secuestro, fue trasladada para dar a luz en el Hospital Militar de Paraná, procedente del centro clandestino de detención La Intermedia, y permaneció al menos 15 días en la sala de Guardia. El parto se habría producido el 3 de marzo y fue atendido por médicos que no pertenecían al hospital. Al día siguiente, los mellizos fueron internados como NN en la sala de terapia intensiva, porque supuestamente presentaban problemas respiratorios y cardíacos, y luego derivados al Instituto Privado de Pediatría (IPP), de donde egresaron el 27 de marzo. La nena fue dejada esa misma noche en el Hogar del Huérfano y luego dada en adopción legal. Se trata de Sabrina Gullino, quien recuperó su identidad en 2008. El varón continúa desaparecido. Respecto del mellizo, los represores trazaron una versión falseada para pretender que había fallecido. El nombre de Kopaitich fue introducido por el represor Eduardo Tucu Costanzo, cuando declaró como testigo en el juicio. Allí pidió que el militante peronista sea citado porque tendría importantes datos para dar sobre el paradero del mellizo. Después de muchas idas y venidas, finalmente Kopaitich declarará mañana, desde la embajada argentina en Madrid, a través de un sistema de videoconferencia, en la causa que se tramita en Juzgado Federal de Paraná como “NN López”, que se inició como un desprendimiento de la investigación principal para determinar el paradero del mellizo. En tanto, Kopaitich contó detalles escalofriantes sobre el funcionamiento del plan sistemático para el robo de bebés en la jurisdicción del Segundo Cuerpo de Ejército. Consultado respecto a cómo se enteró de la historia de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, contó: “En 1978 yo estaba muy involucrado con la Juventud Peronista y me avisaron que era prudente que me fuera del país por un tiempo. Estuve en Italia el tiempo necesario como para que se calme la cosa conmigo y luego pude volver. Cuando volví, me encontré con un compañero en quien yo confiaba muchísimo, que hoy está fallecido, que me contó lo que había pasado con Tucho Valenzuela y de su arreglo con (el jefe del Segundo Cuerpo de Ejército, Leopoldo) Galtieri. Así me enteré absolutamente de todo: lo que pasó en la Quinta de Funes y el paso de los detenidos por la Escuela Magnasco hasta tanto (Juan Daniel) Amelong acondicionara un campo de su familia, que se llamó La Intermedia, que está exactamente enfrente de la estación de servicios YPF, sobre la autopista Rosario-Santa Fe, muy cerca del río Carcarañá”. En referencia a lo que había pasado con los mellizos, detalló que le contaron qué había ocurrido: “Sí. Esto es tan terrible que parece alucinante. A Navone se le ocurre quedarse con el varón, pero no con la nena. A la nena la llevaron Amelong y (Walter) Pagano hasta Rosario y la dejaron en el Hogar del Huérfano. Pusieron un escarbadiente en el timbre que está sobre la calle Maipú para que las monjas se vieran obligadas a recogerla y ellos poder escapar. En cuanto al chico, nació con algún problemita de salud, que no era nada serio, sino algo que suele ocurrir en los partos múltiples, porque tragó un poquito de líquido amniótico. Por eso dijeron que tenía problemas, que se había ahogado y había nacido muerto. Eso es mentira. Es un invento de Navone para quedarse con el niño. Lo atendieron en el Instituto Privado de Pediatría hasta que salió del cuadro y de ahí fue a parar a la casa de Norma Ramos, que era una celadora de la Policía de Menores de Rosario y tenía una casa en la zona sur, en los aledaños de Uriburu y Oroño, adonde iban a parar todos los bebés para después negociarlos. De eso se ocupaba una abogada, Leyla Perazzo, y el precio variaba según las características fisonómicas de los chicos. Ahí fue a parar el hijo de Raquel Negro y de ahí lo sacó Navone.” De esta respuesta se infiere que había un grupo dedicado a la comercialización de bebés. ¿Solo lo hacían con hijos de desaparecidos o había una red más amplia?, se le preguntó, a lo que Kopaitich sostuvo: “Bueno… la segunda parte de la pregunta involucra el contenido de la primera también. Y debo decir que no. Era solo una parte de la logística con la que contaban para el caso de los hijos de desaparecidos y aquellos que sobrevivían a enfrentamientos armados. Ese era el método que utilizaban en esta área, no sé como operaban en otras regiones. Aunque también hay casos de chicos que fueron entregados a sus familias”. Sobre la relación que tenían Ramos y Perazzo con la patota del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario, indicó: “Eran miembros de la patota y se valían de su condición de policías. Por supuesto que también recibían algunos aportes adicionales en su sueldo por esta función tan importante que desempeñaban”. Si bien se sabe que Amelong y Pagano se llevaron a la nena, dijo desconocer quién llevó al niño: “No lo sé. Quién se llevó al niño a la casa de Norma Ramos, no lo sé.” “Lo de Navone en relación con Raquel Negro también es muy tétrico. Cuando a Raquel Negro la ingresaron en el Hospital Militar de Paraná, estuvo con cuidados especiales hasta que se produjo el parto, pero después había que cumplir la orden de Galtieri de fusilarla, porque ese era el costo que debía pagar por la traición de Tucho Valenzuela. Como Amelong y (Pascual) Guerrieri sabían que Navone quería quedarse con el niño, lo obligaron a fusilarla. Entonces la llevaron a los fondos del hospital, prácticamente desnuda, con ella sosteniéndose el vientre todavía, y Navone pidiéndoles a Amelong y Guerrieri que fueran ellos quienes la maten. Pero los otros lo obligaron a que lo hiciera y Navone la fusiló con un tiro en la frente. Por eso ella volvió a La Intermedia desnuda y con una bolsa de nylon en la cabeza, para que no les ensuciara el baúl del Peugeot 504, que manejaba Marino González. Parece kafkiano, pero fue así. Y ahí fue entonces que le entregaron el niño. Pero el que tuvo que apretar el gatillo fue Navone”, afirmó.
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