L
os campings de los principales centros turísticos de la provincia y de aquellos lugares que tienen fechas de fiestas multitudinarias, están con las plazas colmadas. Una de las principales preocupaciones tanto de quienes acampan como de los dueños o encargados es que la estadía no se vea opacada por un hecho de inseguridad, ya sea por el robo de elementos o por hechos de violencia. Por esto se instrumentan una serie de medidas, que principalmente incluyen la contratación de vigilancia de efectivos policiales en adicionales, y también se controla estrictamente el registro de personas que ingresan a cada predio. Aunque todos coinciden en que lo más importante es que cada uno sea responsable de sus propias cosas, y tenga la precaución de no dejar elementos en cualquier parte.
La encargada del camping municipal de Diamante, llamado Complejo Turístico Valle de la Ensenada, explicó: “Acá está las 24 horas la seguridad municipal, está todo cercado, hay un convenio con la Policía para que pase constantemente, y en el último turno, de 18 a 24, hay un policía vigilando la entrada”. Este lugar se vio abarrotado de gente el fin de semana pasado, cuando se realizó en la ciudad el Festival de Doma y Folclore, y hoy tiene un promedio de 70 carpas instaladas, pero hasta ahora nadie ha denunciado ningún robo. Aunque los turistas ya acostumbran, cuando van a la playa o de paseo, a llevarse sus elementos personales, como celulares o el dinero. “Lo que es conservadora, colchones, ropa, la gente deja todo”, dijo la encargada diamantina, lo cual refleja ciertas costumbres de confianza o códigos entre los campamentistas.
En Concepción del Uruguay, el popular Banco Pelay ya se prepara para la Fiesta de la Playa, cuando recibirán a miles de personas, y también ajustan las medidas de seguridad: “Tenemos un destacamento policial, hay seguridad todo el tiempo, todo el día, y más ahora que está la fiesta”, explicó una encargada. A su vez, este balneario está compartimentado en varios sectores, y cada uno está privatizado, donde cada concesionario se encarga de la seguridad del espacio. “También andan dos patrulleros que vigilan a cada rato la zona”, agregó la mujer, quien afirmó que hasta ahora no hubo quejas por robos. La gente “Por lo general tiene ese instinto de guardar y cerrar todo por las dudas”, concluyó.
Gualeguaychú es otra de las localidades que explota cada fin de semana por el carnaval, y sus campings también están al límite de su capacidad. Uno de los más concurridos, casi totalmente por jóvenes, es Solar del Este. Sobre la seguridad en el lugar, su encargado comentó: “El predio está totalmente vallado. Tanto en la parte de playa como en el camping se ocupan unos 50 adicionales policiales, aparte de la seguridad del personal de la empresa. Es un complejo muy grande, se superan las 400 carpas. Al ingresar -el acampante- nosotros recomendamos que cada uno debe ser responsable de sus elementos, de sus cosas: no dejar el celular cargando solo si te vas a la playa”.
Por otro lado, para evitar incidentes entre los jóvenes, desde hace un tiempo se implementa un reglamento de convivencia. “Para estar dentro del camping todos llevan una pulsera de manera obligatoria durante su estadía. Además hay una tarjeta con todos los datos de todas las personas, ante el menor problema se los cita y se les pide que se retiren”, explicó el hombre.
Puerta del Sol es otro camping de Gualeguaychú, para familias. Su encargada dijo respecto de la seguridad: “Pagamos el servicio de seguridad de la Policía, con adicionales, que se refuerza los fines de semana, todos los días hay un policía en la entrada al camping que por la noche se refuerza, y hay seguridad privada también para reforzar”. La mujer contó también una realidad que no ayuda con la prevención de robos: “La gente es muy desordenada, deja su teléfono y sus cosas afuera, arriba de la mesa, es muy descuidada”. Por otro lado, como el lugar está a la vera del río y en zona fronteriza con Uruguay, también pueden actuar en la seguridad las fuerzas nacionales como la Prefectura y la Gendarmería.
