C
on las altas temperaturas, las colas se tornan un martirio para los jubilados que deben esperar interminables minutos a la espera de poder realizar sus trámites. Haydeé Nuñez de Urquiza, que tiene 67 años y es diabética, contó: “Necesito insulina y no consigo quién me haga las recetas. Estamos todos los viejos ahí, en la cola del PAMI, tirados en el sol con este calor y encima te mandan de aquí para allá. No pueden ser tan desconsiderados”. Cuenta que su marido está pasando por la misma situación y no sabe qué hacer. Además dijo que el lugar donde atiende el nuevo médico de cabecera asignado está cerrado por vacaciones. En el mismo sentido, explicó: “El médico que me tocó no sé quién es, ni tengo el teléfono, no tengo nada”. Situación parecida es la que está viviendo la madre de Jorge Potocco. Tiene 65 años y no puede caminar. La iban a operar el 19 de enero, luego de realizar todos los trámites correspondientes. Cuando el lunes fue por la orden para el prequirúrgico le avisan que debe empezar los papeles de nuevo. “En el sorteo le tocó otro sanatorio y ahora tiene que esperar 30 días para que le asignen un nuevo médico de cabecera. Todo empieza desde cero”, dijo Potocco y agregó:“No sabés la ilusión que tenía mi mamá, necesita operarse para poder caminar y ahora sólo hay incertidumbre”.