L
os familiares de las víctimas y los sobrevivientes del 30 de diciembre de 2004 en Cromañón, -el boliche del barrio porteño de Balvanera, en Bartolomé Mitre al 3.000-, donde una bengala provocó el incendio durante el recital de la banda Callejeros y causó la muerte de 194 personas, de una edad promedio de 22 años, continúan reclamando justicia y sentencias más fuertes para los implicados. El jueves un grupo de familiares junto a integrantes de la cooperativa La Alameda, de Parque Avellaneda, organización que trabaja contra el trabajo esclavo, realizaron un escrache contra el dueño del local donde funcionó Cromañón en 2004, Rafael Levy. “Levy que fue procesado por la causa Cromañón pero nunca estuvo preso, hoy sigue al frente de un prostíbulo ubicado en la misma manzana de Cromañón, en Rivadavia 3009, a metros de la Plaza Miserere”, dijo José Iglesias, padre de uno de los jóvenes muertos. La protesta se realizó ayer después del mediodía, tras una denuncia penal que presentaron familiares de las víctimas de Cromañón y el titular de La Alameda, Gustavo Vera, ante el Juzgado Federal de la jueza Servini de Cubría, para que se reabra la causa contra Levy. “Si bien la trata de personas es nefasta, repudiamos más aún que se ejerza en la misma manzana de Cromañón por los mismos responsables del local bailable donde murieron los chicos”, explicó. Iglesias y Vera informaron que hace una semana realizaron una cámara oculta en el bar Quatro Cat`s para demostrar que es un prostíbulo donde “se ejerce la trata de personas”. “El testimonio de una mujer inmigrante sometida a esclavitud fue presentado como parte de la denuncia ante el juzgado federal”, señaló Iglesias. Los manifestantes denunciaron además a otro empresario de Cromañón, Raúl Vengrover, quien fue sobreseído en la causa, y que como Levy, también es propietario del prostíbulo, un hotel y locales que funcionan como talleres textiles clandestinos. Cristina Bernasconi, madre de Nicolás Landoni que falleció a los 22 años, dijo que “cada vez que llega un 30 de diciembre, lamentablemente se nos vienen todas las imágenes que vivimos esa noche donde recorríamos hospitales en busca de nuestros hijos”. “Cada 30 el dolor se me agudiza y trato de canalizarlo a través de acciones que mantengan viva la memoria de los chicos y también con la prevención, para que la juventud se fije en las medidas de seguridad que tienen los boliches”, puntualizó. Y agregó que “lo que se sigue demorando es la justicia, la causa pasó a casación con penas que no son las que queremos los padres”. Las condenas La justicia condenó al ex gerenciador del boliche, Omar Chabán, a ocho años de prisión; su colaborador, Raúl Villarreal, a seis; al igual que el ex subcomisario Carlos Rubén Díaz. En tanto, el manager, Diego Argañaraz, recibió una pena de cinco años, la misma que el líder de Callejeros, Patricio Fontanet. En tanto, el resto de los integrantes de la banda fueron condenados a penas de entre cuatro y dos años; mientras que los funcionarios porteños Ana María Fiszbin, Gustavo Torres y Ana María Fernández también recibieron penas de unos cuatro años. Todos los condenados están en libertad a la espera de que el fallo sea revisado por la Cámara de Casación Penal.