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a cifra es contundente pero no asusta porque es evidente: sólo uno de cada 10 motociclistas, que circulan por las calles de Paraná, tiene todos los papeles en regla. A esta altura los números parecen no sorprender a nadie pero son alarmantes. Además los inspectores de Tránsito aseguran estar superados por lo que padecen en los operativos. Hasta ahora el plan fue “controlar el corazón de la ciudad” para después salir a los barrios en donde la situación es igual de caótica. También se buscó controlar la zona de boliches para “prevenir accidentes y además concientizar”. Más allá de todos los esfuerzos de cada 10 motociclistas que sufren un accidente solo tres llevan el casco puesto. “El doctor (Guillermo) Grieve muchas veces nos castiga porque dice que no hacemos demasiados controles. Yo lo invitaría a que nos acompañe a intentar sacarle la moto a una persona alcoholizada”, aseguró el subdirector de Tránsito Urbano de la Municipalidad, Sergio Ardison, sobre las situaciones que se dan en las calles de Paraná. Desinterés En el galpón municipal de San Martín 27 hay motos retenidas que llevan esperando por sus dueños unos siete años. Si se tiene en cuenta que se pagan 10 pesos por días de estadía, el valor de la multa supera en forma amplia al valor de la moto. Es más, se sabe que muchas veces antes de pagar las multas que dictamina el juzgado de faltas, no son pocos los paranaenses que prefieren comprar un nuevo ciclomotor. Con el recibo de sueldo, aveces con una pequeña entrega, otras no, y con 12, 24 o 60 cuotas acceden a un rodado cero kilómetro. Debido a estas facilidades, en el galpón municipal, se encuentran estacionadas más de 200 motos que fueron confiscadas en los últimos dos fines de semanas. Ardison, que ya tiene años dentro de la comuna, sostiene que más de una vez “se devuelve la moto al infractor un viernes a la tarde y por la noche se lo vuelve a encontrar en un operativo y otra vez se le retiene el rodado”. Así está la situación en las calles en donde los motociclistas cruzan en rojo y al igual que los automovilistas no respetan la senda peatonal. Familias enteras circulan arriba de las motos y lo más sorprendente que ningún integrante lleva casco. Un claro desinterés por la vida humana.