A
sí lo demuestra el informe de los análisis encargados al instituto Malbrán, de Buenos Aires, y que llegaron a manos del Juez de Instrucción de la ciudad de Victoria, José Alejandro Calleja, a fines de la semana pasada. Se trata del análisis científico más acabado que puede realizarse en nuestro país, y nada indica que dentro del entorno de los fallecidos hubiera alguien con los conocimientos técnicos y científicos necesarios para evitar la precisión de estos estudios. De hecho, el rastreo fue tan detallado que incluso se encontraron en las muestras de Cardón restos de alcohol e ibuprofeno en cantidades muy lejanas a producir algún tipo de efecto sobre la salud, ya sea solas o separadas, siendo ésta la principal novedad que arrojaron los análisis. De esta manera, se considera definitivamente que las causas de ambas muertes son de origen natural, confirmándose que Pedro Labeque falleció por un paro cardiorrespiratorio, mientras que María de Luján Cardón por una asfixia no mecánica, sin que mediara intoxicación de índole alguna en ambos casos. De esta manera, quedan completamente desterradas las hipótesis sobre la ingesta de un alimento en mal estado (lo que impactó económicamente en ese sector económico en las semanas siguientes a las muertes, y en especial en el lugar donde habían adquirido su comida luego que un medio de la ciudad difundiera el nombre), y la del envenenamiento. Miguel Labeque, quien en esta desgraciada secuencia quedó huérfano y viudo, destacó que el resultado de los exámenes le trajo tranquilidad, y le abre las puertas a conseguir trabajo sin la sombra de la duda, pero especialmente evita que su hijo vaya a la escuela y alguien pueda decirle que su padre era un asesino, siendo que eso no es verdad.