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odavía guarda los recortes de los diarios y revistas de mayo de 1998, donde aparece su nombre como jefe de la comisaría de aldea San Antonio, el pueblo más cercano a la estancia San Ignacio, donde el 20 de ese mes, al mediodía, se pegó un balazo el empresario postal prófugo Alfredo Yabrán. Silva era uno de los policías de la partida que fue a detener al hombre poderoso del que más se hablaba en ese entonces, y les dijo a periodistas del diario Clarín que lo que más le llamó la atención fue el dolor que manifestaban los empleados de Don Alfredo, a medida que se enteraban del desenlace. “La que más guarda de esos recortes es mi vieja. Viste que las madres suelen ser cachivacheras” bromea Silva, quien asumirá el próximo lunes a las 20, como intendente del pueblo de poco más de 2.000 habitantes, ubicado a unos 15 kilómetros de la ciudad de Urdinarrain, cerca del arroyo Gená, que delimita los departamentos Gualeguaychú y Uruguay. No se conoce un antecedente cercano en el tiempo de un policía en actividad que asuma funciones como jefe comunal. Sí los hay, en distintas provincias, de comisarios retirados elegidos para cargos ejecutivos y legislativos. _¿Lo trato de comisario o tengo que decirle intendente? _Cualquiera de las dos formas estaría bien—se ríe Silva-- En este momento estoy de licencia sin goce de haberes en la Policía, así que soy más intendente electo que comisario. Pedí licencia en julio para dedicarme a la campaña electoral. Ahora tengo que renunciar a la carrera para dedicarme a la función en el Municipio, y al finalizar la gestión podría pedir la reincorporación en la fuerza. El sábado 10 de diciembre Silva cumplirá 44 años. Nació en Escriña, en esa misma zona, a 25 kilómetros de San Antonio, y a los 18 entró a la Policía siguiendo los pasos de su padre, un suboficial que estuvo mucho tiempo a cargo del destacamento del pequeño pueblito. En 1996 Leonardo Jesús Silva fue designado jefe de la comisaría de San Antonio. Lo mandaron por un par de meses, pero desde ese momento (y sólo interrumpido por un lapso de dos años en los que fue jefe de Comisaría de Urdinarrain), trabajó y formó su hogar en la aldea. Hace un par de años algunos amigos lo tentaron para candidatearse como intendente. Admite que en un primer momento le pareció algo imposible, pero de a poco se fue entusiasmando. La semana que viene va a suceder a Javier Schultheis, un pariente lejano de su esposa con quien tiene buena relación, y a quien le reconoce una buena gestión. Silva vive desde hace 15 años en el pueblo, se casó con una mujer de una de las familias más grandes y conocidas de allí, construyó su casa, tuvo dos hijos de 9 y 6 años que van a la escuela de San Antonio y participa de varias entidades intermedias del lugar. Sin embargo, Silva todavía es considerado un hombre “de afuera”. “Es de lo que más se agarraron mis adversarios. Tanto yo como el vice, que nació en provincia de Buenos Aires y está casado con una mujer de San Antonio, fuimos criticados por ser foráneos que pretendíamos decidir los destinos de la comunidad” recuerda el intendente electo. “La gente del Frente Cívico y Social hizo mucho hincapié en el hecho de que éramos de afuera. En una comunidad que en su gran mayoría esta integrada por familias descendientes de inmigrantes alemanes, nuestros adversarios decían abiertamente que éramos dos negros de otro lado que queríamos manejar el pueblo. Creo que eso influyó” señala. Asegura que por ese motivo, y por tratarse de una localidad “con una fuerte tradición radical”, la elección fue muy reñida: en un contexto donde el Frente Para la Victoria arrasó en casi todos los pueblos y ciudades de la provincia, en San Antonio contaron las boletas hasta muy tarde, y el oficialismo pudo festejar por cuatro votos. “Será cuestión de demostrarle a quienes nos votaron y a los demás, que queremos trabajar por este pueblo” desafía. Roles El futuro jefe comunal dice tener claro que en pocos días asume un papel de autoridad, diferente del que desempeñó por años. “Acá es muy cómodo trabajar en la Policía, aunque tenemos mucha zona rural porque la jurisdicción de la Comisaría llega hasta el límite con el Departamento Uruguay. Eso torna un poco complicada la zona para controlar algún cazador furtivo o algún problema de abigeato, pero afortunadamente me animo a decir que hace al menos 4 años que no se registra una carneada. Lo más complicado de la tarea policial era la gran extensión de zona rural. Junto al intendente Schultheis fueron pioneros en instalar cámaras de seguridad en las calles del pueblo, monitoreadas desde la Comisaría. “Dio buenos resultados porque además de filmar se almacenan imágenes las 24 horas”, se enorgullece. _¿Imagina la tarea de intendente, como más sencilla o más compleja que la de jefe de Comisaría? _Creo que va a ser más complicada porque las decisiones políticas deben ser más consensuadas y pensadas para beneficio de la mayor cantidad de vecinos posible. La institución policial tiene un funcionamiento verticalista y la labor de un intendente es más compleja. No tengo ningún temor porque pienso poner todo el esfuerzo posible. Es un gran desafío. La vida ha sido muy buena conmigo y me dio todo lo que me propuse. Siempre fui muy inquieto. Cursé los estudios secundarios en el Colegio Nacional de Urdinarrain, y en el advenimiento de la democracia, en tercer año, fui el primer presidente electo del centro de estudiantes. Siempre me gustó intervenir en las cuestiones públicas. Seguí la carrera porque mi viejo era policía pero siempre tuve inquietud por las cuestiones sociales, y participé en las instituciones intermedias. Soy presidente de la cooperadora de la escuela primaria de San Antonio y vicepresidente de la comisión de la Capilla de la Iglesia Católica. Me gusta involucrarme en las cosas de mi pueblo. _¿Y cómo cree que va a ser la relación con sus empleados? _ Yo sé que es distinto. En la Policía uno se maneja dando y obedeciendo órdenes, y en la Municipalidad, si bien uno ejerce una autoridad y trata de ordenar y darle perfil a la gestión, no deja de ser un cargo político. Será cuestión de trabajar sobre ese tema. No me considero un autoritario y siempre traté de dialogar con mis subordinados, con buenos resultados. Puede haber algún temor de los empleados, que quizás piensen que se los va a manejar como milicos. No es así, y va a quedar claro con el paso de los días. Me tengo mucha confianza. El acceso y el asfalto “El resultado de la elección nos obliga a trabajar con muchísima responsabilidad y no descuidar ningún detalle, porque cuatro votos no son nada. La mitad de la población eligió otra opción y tenemos que gobernar para todos”, declama Silva. Sobre las promesas y pedidos, indicó que sus vecinos le pidieron “presencia de las autoridades municipales y algo de obra pública. “Javier (Schultheis) hizo una gestión excelente, pero le tocó avanzar en la parte más fea, de la infraestructura, como agua corriente, luz y cloaca, con una inversión de muchos millones de pesos que lamentablemente, no se luce ante los ojos de la gente, porque está bajo tierra. Vamos a hacer hincapié el el primer año en cordón cuneta, veredas, arbolado, mejora de los espacios públicos, y a seguir gestionando para lograr un anhelo muy viejo de nuestros vecinos, que es tener un acceso asfaltado a la aldea. Tenemos 13 kilómetros de ripio hasta la ruta provincial 20 que une Urdinarrain con Gualeguaychú. Nuestro compromiso es gestionar para conseguir el asfaltado”. Teléfono público En el intento de ubicar a Silva, que no tiene teléfono fijo en su casa, el cronista eligió un número de San Antonio al azar, y marcó. Del otro lado, un hombre respondió: “Espere un minuto que le paso el celular”. _¿Cualquiera tiene el celular de Silva en San Antonio? Silva se ríe y admite que sí. “Creo que el 90% de la gente tiene mi teléfono. En la función policial me acostumbré a dárselo a todos y me sirvió mucho, porque en un pueblo chico cuando alguien ve a un desconocido o un movimiento inusual le llama mucho la atención. Aquí algo raro se nota enseguida y la Policía necesita tener la información de inmediato. Ahora ya lo están usando para pasarme datos sobre algún pozo en un camino rural, o el pasto alto en un lugar del pueblo, y se lo transmito a las actuales autoridades. El teléfono me va a hacer doler la cabeza más como intendente que como comisario pero nunca fui de escaparle al trabajo y a los problemas”, afirma el intendente electo.