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aría Victoria Ántola, de 29 años de edad, es la primera persona trans de la ciudad de Paraná en lograr, a través de un fallo del Superior Tribunal de Justicia (STJ), que el Registro Civil le emita un nuevo DNI en el que figura el cambio registral de nombre y sexo. Con ese fallo, María Victoria siente que nació de nuevo y por eso decidió contarlo públicamente. “Ya tengo la partida de nacimiento y hace pocos días me llegó el DNI”, reconoce en un extenso diálogo. Aunque el proceso judicial se inició a principios de año, más precisamente en febrero, María Victoria decidió contar públicamente su historia esta semana. “No quería hacerlo público hasta no tener en mi poder el nuevo documento; tenía miedo que se dijeran cosas que no eran o se informe mal. Pero ahora, que tengo mi documento, lo hago porque quiero que las personas que están interesadas o están pasando por lo que yo pasé, sepan que pueden acudir al Inadi, donde van a recibir asesoramiento legal”, dice. María Victoria confiesa que el caso de la vedette Florencia Trinidad, más conocida como Florencia de la V, fue lo que la motivó para iniciar el engorroso proceso, primero administrativo y después judicial, sobre su derecho a la identidad de género. “El fallo de Florencia de la V fue el caso testigo, porque fue el primero en el país y eso fue lo que me impulsó a pedir lo mismo para mi”, reconoce. En su largo peregrinar, María Victoria acudió primero a la cuestión administrativa con un planteo al Registro Civil, que rechazó de plano su pedido y luego, por la vía judicial a través de una acción de amparo. Instancias que contó con la colaboración de la titular del Inadi en Entre Ríos, Cristina Ponce. Con el asesoramiento legal del doctor Carlos Fenés, María Victoria acudió a la justicia, donde en primera instancia obtuvo un fallo favorable del juez Mario Gómez del Río, pero esa sentencia fue recurrida por el Registro Civil y la Fiscalía de Estado de la provincia. Con la apelación en curso, el caso pasó a manos de la Sala de Procedimientos Constitucionales y Penal del STJ, a cargo de los vocales Daniel Carubia, Claudia Mizawak y Carlos Chiara Díaz, quienes finalmente le dieron la razón a María Victoria. Según se desprende de la sentencia del STJ, por la que finalmente María Victoria logró que le emitan su nueva partida de nacimiento y DNI, los altos magistrados entendieron que el reclamo no era un simple cambio de nombre sino que “el asunto implica la enorme carga emocional que significa la reconstrucción de la personalidad de la actora a partir de una discordancia entre su identidad sexual anatómica (y registral) y la identidad de género con la que se siente identificada”. Por esa razón, los vocales del STJ también rechazaron “la patologización de la transexualidad” y consideraron en consecuencia que negarle la reasignación de la identidad a una persona trans implica una afectación de derechos personalísimos, como el de decidir autónomamente el proyecto de vida o el derecho a la identidad. “Siento que nací de nuevo”, repite al tiempo que confiesa que eligió llamarse María Victoria, por dos razones: primero una cuestión religiosa y otra por su lucha personal. “Elegí llamarme María, por la virgen María, yo desde los cinco a los 17 años fui al Colegio Cristo Redentor y soy religiosa y Victoria, porque es, sin dudas, una victoria para mi poder exteriorizar mi identidad de género y poder vivir como soy y como me gusta, por eso elegí llamarme María Victoria”, dice. Aunque recién ahora decidió contar su historia, la entrevistada dice que no lo hace para convertirse en “líder” ni referente, sino para “que mi caso abra camino a otras personas” y para que ayude a sancionar la ley de identidad de género. “A mí me ayudó mucho mi familia, que me educó y me apoyó. Yo no hice nada por debajo de la mesa. En el 2004, comencé a hacer un tratamiento hormonal, que me permitió luego a exteriorizar el cambio con lo que yo sentía interiormente”, señala. –¿Sentiste discriminación? –Sí, pero fueron pocas veces, diría en dos o tres lugares, nada más. Lo que rescato de todo esto es que la gente está más informada. El hecho que haya personas trans en la televisión ayuda a que se maneje otra información y, a partir de ahí, se tome con seriedad el tema de la identidad de género. –¿Con el nuevo DNI, cuáles son los otros trámites que te quedan por hacer? –Empecé por los trámites más básicos, como es el de la obra social y los servicios, quiero que lleguen con mi nombre de mujer. –Terminaste la secundaria en el Cristo Redentor, ya iniciaste ahí los papeles para que te den el título bajo tu nuevo nombre? –No. Pero creo que no tendrán problemas en hacerlo. Que yo haya estudiado en el Cristo Redentor también rompe con los prejuicios que existe al respecto con las personas trans. Cuando yo iba a la escuela, no era, en ese momento, un alumno, que haya pasado desapercibido. Así que no creo que tengan problemas en conseguir los papeles nuevos. También tendré que iniciar el cambio de documentación en Santa Fe, donde estudié y me recibí de traductora de inglés. –Con el nuevo DNI ¿pensás en realizarte una cirugía para la reasignación sexual? –El cambio de DNI abre una puerta para ese sentido, pero básicamente pienso que es una cuestión privada y por ahora no quiero hacerlo público, me lo reservo. El cambio de DNI, lo que posibilita es la habilitación a los servicios médicos a que uno pueda consultar sobre los tratamientos hormonales y todo lo necesario para cambiar definitivamente el aspecto de hombre a mujer o mujer a hombre. Por suerte, en mi caso, yo vengo de una familia con una situación económica que me permitió acceder a profesionales que me ayudaron y tuve un buen asesoramiento. Desde mi psicóloga, Virginia Bravo, que fue una bisagra muy importante en mi vida, porque ella me atendió durante 10 años y su aporte testimonial fue fundamental en el fallo. –Hacerlo público también puede tener sus complicaciones e incomprensiones. –Si, todo esto es nuevo, pero me siento preparada. Desde el primer momento supe que la lucha iba a ser complicada, pero este reconocimiento de la Justicia es muy bueno.