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na balacera perforó el supuesto blindaje de la economía local ante el recrudecimiento de la crisis internacional. En el mes que terminó, el real y la soja, las dos variables cruciales para el modelo, se desplomaron 18 por ciento. Dos pésimas noticias para las exportaciones argentinas que, netas de las importaciones, deberían proveer los US$ 7.500 millones que necesita el Gobierno para afrontar los pagos de deuda del año próximo. Aunque los industriales centran su foco en el valor de la moneda brasileña, que torna menos competitivos sus productos, para la economía en su conjunto, el precio de la oleaginosa es crucial. Sólo en septiembre, el precio internacional de la soja, principal fuente de divisas de la economía, se contrajo un 4,4 por ciento. De este modo, la caída mensual de la oleaginosa llegó a 18,5%, un porcentaje que únicamente fue superado por el retroceso de septiembre de 2008 (21,7%), cuando, por la caída de Lehman, la tonelada pasó de cotizar a US$ 480 a hacerlo a US$ 383 entre principio y fin de mes. Aunque en el caso del mes que terminó, el punto de partida fue más alto (US$ 530 por tonelada) –con lo que cerró a 432 dólares, un nivel similar al de noviembre del año pasado–, las luces amarillas del tablero de comando K se tornaron rojas. “Con un precio promedio de la soja de US$ 500, la agroindustria exportará unos US$ 30.000 millones este año”, proyectó Ramiro Castiñeira de Econométrica. “A los precios de hoy (por ayer) de la soja, la Argentina perdería unos US$ 4 mil millones anuales”, evaluó. La soja viene cayendo por el temor a una desaceleración económica global. Pero en septiembre puntualmente, todos los precios de las commodities se hundieron luego de la publicación del informe trimestral del Departamento de Agricultura estadounidense (la USDA, por sus siglas en inglés) sobre los stocks de los EE.UU., principal exportador de granos del mundo. Si bien el mercado reaccionó principalmente a los datos del maíz –cuyos stocks, en 28,66 millones de toneladas, superaron la hipótesis del USDA y los operadores–, arrastró a la soja, a pesar de que, en el caso de la oleaginosa, la producción estadounidense resultó inferior a la estimada. ¿Qué pasaría si el precio promedio de la soja en 2012 fuera de US$ 400, en vez de US$ 500 como ocurrió este año? Según Ecolatina, si en 2012 se mantuvieran los volúmenes de exportación de soja y derivados de este año, algo que dependerá de cuestiones climáticas locales y de la demanda externa, el país exportaría unos 5.000 millones de dólares menos, lo que le complicaría sobremanera afrontar los vencimientos de deuda por US$ 7.500 millones con el sector privado, descontando los refinanciables. Encima, la percepción de que escasean dólares agudizaría la fuga de capitales, que sólo en septiembre último alcanzó los US$ 3 mil millones y acumula US$ 17.600 millones en lo que va del año. “Las exportaciones de soja son críticas para generar el excedente de dólares, ya que, a diferencia de las industriales, no conllevan importaciones asociadas”, destacó Rodrigo Alvarez de Ecolatina. Por caso, para exportar autos, la Argentina necesita importar partes de Brasil. En cambio, la soja es “la única fuente genuina de generación de divisas”, enfatizó. Para ilustrar el impacto fiscal, los subsidios al transporte y a la energía, alcanzaron el año pasado $ 48 mil millones y las retenciones fueron de $ 45 mil millones. Este año, los subsidios rondarían los $ 60 mil millones, y las retenciones, se ubicarían cerca de los $ 55 mil millones. Si se mantiene esta tendencia expansiva de los subsidios, en 2012, los subsidios llegarán hasta los 80 mil millones de pesos”, proyectó Fausto Spotorno, de OJF.