D
e la redacción de INFORME DIGITAL En la previa del partido entre el Club Atlético Paraná y Gimnasia y esgrima de Concepción del Uruguay por la Copa Argentina de Clubes, se hablaba de la necesidad de un milagro para que el equipo capitalino se imponga por sobre su rival, debido a que este milita en un escalón más abajo que el elenco de “La Histórica” en cuanto a categorías de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Tanto se invocó la figura del todopoderoso” que obligó al cronista enjugarse los ojos, escéptico pensó haber escuchado muchas oraciones a su lado y no creía ver lo que en efecto veía: un cura pegado al alambrado, unido a él, como con los dedos fundidos al metal, alentando a “El Gato” paranaense. La figura, bien real, es el padre Raúl Pafli, un “enfermo” de Paraná que brinda sus servicios espirituales en el departamento Villaguay y que en diálogo con f5 remarcó su pasión por el centenario club. “Me atrae el fútbol, por todo lo que representa la gente de ese club, sanos, gente muy buena, los simpatizantes, los jugadores, la Comisión Directiva, que hace un esfuerzo muy grande”, remarcó serio, como un ser absolutamente disociado del que estaba en el Pedro Mutio en la noche del miércoles. El Cura sintió antes el llamado rojiblanco que el de Dios porque aseguró que sigue “a Paraná desde toda la vida, desde mi niñez, de muy pequeño”, y si se ponía a hilar más fino, podría decir que desde que nació. Pafli admitió ser muy pasional “la euforia se siente en lo deportivo” lo que le despierta “una gran pasión”, pero como hombre sensato la canaliza bien: “algunas cositas se escapan, pero nada más allá de eso, bendiciones para todos”, sonrió al ser consultado sobre lo que grita enredado en el alambrado. “Creo que el club va a llegar a grandes cosas”, se ilusiona, “porque se está trabajando seriamente”. Las famosas tres patas que se necesitan se están dando según el párroco porque ve un trabajo mancomunado “de hinchas, jugadores y Comisión Directiva”. “Hoy por hoy voy a la platea, pero dentro de poco me cruzo con los muchachos de la popular”, prometió. Como anécdota quedará que en el único momento que el Padre soltó el alambrado para sacarse una fotografía, el elenco uruguayense marcó un tanto, por suerte para Pafli (y para el fotógrafo maldecido por los hinchas), sólo fue el descuento. El partido no podía terminar de otra manera: Paraná 2 – 1 Gimnasia.