D
e la redacción de INFORME DIGITAL El abogado Pablo Obaid, experto de radio f5 en temas judiciales, indicó que “nuestro derecho regula la vida en sociedad y nuestra vida en sociedad, lleva necesariamente a que haya conflictos entre los derechos de uno y los derechos del otro. Para encontrar esa línea media que divide donde empiezan unos y terminan los otros, hay que atenerse a la normal tolerancia entre vecinos”. “Es decir que hay actividades que son lícitas y permitidas para el ejercicio del derecho que tiene un vecino, pero que exceden una normal tolerancia respecto a las molestias que le generan al otro, entonces hay molestias que aunque están permitidas y son lícitas, no hay por qué tolerarlas porque exceden ese límite de la normal tolerancia”, aclaró Obaid. “Este término –agregó- no es ni más ni menos que aguantar las molestias por el ejercicio del derecho del vecino que tenemos al lado”. Según el experto, las denuncias que más se reciben son las propiciadas por los ruidos molestos. “Hay una gran cantidad de legislaciones y nuestra ciudad está bien en legislación en el ámbito municipal y está bien orquestado el tema de medición de decibeles, pero el problema fundamental de esto es que no se da entre vecinos, sino entre los vecinos y la industria del divertimento”. Obaid indica que siempre el primer paso es el diálogo entre las partes enfrentadas, pero si este paso no surte efecto, “se realiza la denuncia correspondiente en la Dirección de Medio Ambiente de la municipalidad, que mida la intensidad del sonido y si esta supera, dentro de la casa, los límites tolerables de una persona normal, ahí se puede llegar a acciones con respecto a quienes generen el ruido”. Otra situación que genera inconvenientes son los árboles, y en esto el experto aclaró que “si pasan las ramas o raíces –al terreno del vecino-, el dueño invadido puede cortarlas por sí o hacerlas cortar por el dueño”. También la proliferación de edificios genera quejas, pero sobre la sombra que proyectan, la limitación visual que generan o la pérdida de intimidad en patios y terrazas de casas linderas, “no se puede hacer nada”.