�
�Lloverá o no lloverá? Y si llueve, ¿cuándo? Las preguntas se intensifican cuando se acerca el 30 de agosto, cuando se conmemora el día de Santa Rosa de Lima. Pocos días antes o pocos después, en el imaginario popular, cualquier lluvia cae en la categoría de la célebre tormenta de Santa Rosa. Las estadísticas del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) desmienten su infalibilidad. Sin embargo, algo de verdad hay en el mito pluvial. La primera santa de América nació como Isabel Flores de Oliva en Lima, el 30 de abril de 1586, pero en 1597 fue confirmada como Rosa. Murió en 1617, a los 31 años. Fue canonizada en 1671. En 1615, ante la proximidad de corsarios holandeses que habían atacado el puerto de El Callao, cercano a Lima, la autoridad eclesiástica dispuso que se elevaran rezos en todos los templos. Mientras la población entraba en pánico, Isabel, sin perder la calma, elevó sus súplicas desde la capilla de San Jerónimo. Pronto se desató una furiosa tormenta que impidió el desembarco, y la ciudad quedó a salvo del ataque. Los fieles atribuyeron esa tormenta a sus ruegos. La Organización Meteorológica Mundial define como tormenta a la descarga brusca de electricidad atmosférica que se manifiesta por un resplandor breve (relámpago) y por un estruendo sordo (trueno). Las tormentas se asocian a nubes convectivas las que con frecuencia –aunque no siempre– generan precipitaciones intensas en forma de lluvia o de nieve o granizo, así como también vientos fuertes. El SMN señala que durante el invierno no suele haber tormentas, debido a que requieren de ciertas condiciones atmosféricas y energéticas que son más propias de la primavera y del verano. Sin embargo, ya a fines de agosto aumenta la disponibilidad de energía del sistema climático terrestre, lo que produce cambios en la circulación atmosférica regional. La presencia de aire cálido y húmedo proveniente del norte, sumado al aumento de la radiación solar sobre el suelo y a la frecuente entrada de sistemas de mal tiempo desde el oeste en niveles medios de la atmósfera, puede dar lugar a alguna tormenta al final del invierno, en fechas cercanas al 30 de agosto. Dichas perturbaciones se producen debido a que el Polo Sur se mantiene aún muy frío, mientras que la mayor parte del país comienza a calentarse por la mayor entrada de energía solar. Popularmente se espera que la tormenta de Santa Rosa sea más fuerte que otras, pero no tiene que ser así. Y del mismo modo como puede haber tormentas sin lluvia, puede haber lluvias sin tormenta. Por ahora, hasta el 31 de agosto, el SMN no pronostica tormentas.