E
l obispo de Gualeguaychú, Jorge Eduardo Lozano, ve “casi remota” la posibilidad de que en noviembre próximo alcance a ocupar algún cargo de relevancia en la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), y menos aún que sea la figura que suceda a su titular, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires. El actual presidente del Episcopado, un hombre que proviene de las filas de la Compañía de Jesús, deberá dar un paso al costado al superar la edad límite, los 75 años. “Me causa un poco de gracia el tema”, dijo al ser consultado respecto de las versiones echadas a rodar en los últimos días respecto de su eventual candidatura para la presidencia del Episcopado. “Lo que es real es que en noviembre hay elecciones en la Conferencia Episcopal, que en esa ocasión se renuevan todos los cargos, y según los estatutos, las posibilidades de ser elegidos las tenemos todos. Pero la posibilidad de que yo sea electo son remotísimas, o casi remotísimas. En general, eligen obispos con más experiencias; más aún, se eligen arzobispos, no obispos”, indicó. La historia reciente refrenda ese diagnóstico de Lozano: Raúl Francisco Primatesta, Juan Carlos Aramburu, Antonio Quarracino, Estanislao Karlic, Eduardo Mirás han sido los últimos titulares del Episcopado. Y todos han sido arzobispos. Panorama interno Esta semana la comisión permanente del Episcopado dio los primeros avances en torno a la futura renovación de la conducción. Bergoglio termina su segundo mandato, y no podrá ser reelecto por un nuevo período al frente de la Conferencia Episcopal Argentina, por lo cual los prelados deberán ir buscando un candidato para sucederlo en la presidencia. Los obispos elegirán a su titular mediante el voto electrónico y se pronunciarán hasta que uno de los postulantes logre al menos dos tercios de aceptaciones. Entre los obispos con más posibilidades de suceder a Bergoglio, se dijo extraoficialmente, se encuentran Lozano, y alguien que está en las antípodas de éste, Héctor Aguer, actual arzobispo de La Plata y perteneciente al ala más conservadora de la Iglesia. Aunque en los hechos, se menciona que la pulseada estará entre Aguer y el metropolitano de Santa Fe, José María Arancedo. Bergoglio se va porque los estatutos de la Iglesia no le permiten un tercer mandato, y porque además supera la edad límite para ejercer cargos ejecutivos. El 17 de diciembre de 2011 cumplirá 75 años, y no sólo deberá dejar la presidencia del Episcopado, sino también el gobierno de la Arquidiócesis de Buenos Aires. El canon 401 del Código de Derecho Canónico dice, textualmente: “Al obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias”. En realidad, con mejores chances para la titularidad del Episcopado se menciona al arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, uno de los actuales vicepresidentes. El otro vicepresidente, Héctor Villalba, se jubiló, así que no cuenta al momento de establecer candidaturas. Política interna Lozano ve el panorama interno de la Iglesia, y a partir de eso baja su nombre de una eventual candidatura para integrar la mesa ejecutiva. A lo sumo, aspiraría a suceder a Alcides Jorge Pedro Casaretto al frente de la comisión de Pastoral Social, que ya integra. Casaretto debe dar un paso al costado, y al obispo de Gualeguaychú se le allana el camino. “Los que van como presidente o vicepresidente antes ya han estado ocupando el cargo de vicepresidente, o alguna comisión ejecutiva. Yo no estoy presidiendo ninguna comisión, y además no tengo tantas aspiraciones. No digo más adelante, pero no por ahora”, señala. --¿Como se siente al frente del obispado de Gualeguaychú? --Comodísimo, y sumamente feliz. Lo que seguirá estos meses será una consulta del Episcopado entre todos los obispos con vista a conocer la opinión de cada uno de ellos respecto de a qué cargo se proponen para ocuparl. “Yo estoy trabajando en la Comisión de Pastoral Social, y es muy probable que pida seguir allí”, explicó Lozano. El obispo de Gualeguaychú tiene sobrados antecedentes en esa materia: ocupó el área de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam). Y es un hombre de buena cintura política, con buena aceptación dentro de sus pares. En octubre próximo viajará a Roma en representación de la Iglesia de Argentina para tomar parte de un sínodo sobre evangelización. “Es alguien que se lleva muy bien con los obispos”, dicen desde el obispado de Gualeguaychú. Aunque eso no bastará para que en noviembre próximo, cuando se elija la nueva conducción del Episcopado, lo nombre en un puesto clave.