S
e cumplen, este lunes, siete años de la desaparición, en San Benito, de Fernanda Aguirre. La chica, entonces de 13 años, se desvaneció en la siesta del 25 de julio del 2004, mientras caminaba rumbo a su casa, y cuando, alrededor, el resto del mundo estaba pendiente de otros asuntos, como la final entre Argentina y Brasil de la Copa América que aquel año se jugó en Perú. El caso Fernanda Aguirre, la amarga irresolución del caso, la falta de certezas de cuál fue el destino final de la chica, enlutaron durante los últimos siete años a todo un pueblo, San Benito. María Inés Cabrol, la mamá de Fernanda, incansable como pocas en su búsqueda, se fue a la tumba con el mayor de los remordimientos: no supo nunca qué fue de su hija. Falleció en mayo de 2010, en un hospital de Buenos Aires. La Justicia nunca pudo desatar el nudo de esta historia: hubo condenados, hubo absueltos, hubo un sospechoso muerto en un calabozo, pero no se hallaron pistas ciertas sobre el paradero final de Fernanda. En la parábola del Evangelio, Pedro le pregunta a Jesús cuántas veces debe perdonar al que lo ofende. –¿Siete veces? –Setenta veces siete. O sea, siempre. Setenta veces siete María Inés Cabrol buscó a su hija; setenta veces siete preguntó por ella; setenta veces siete no halló ninguna respuesta. Ausencia El cura párroco de San Benito, Leonardo Tovar, anunció que siete años después de la desaparición de Fernanda, pondrá en carne viva la memoria, bajo el lema “7 años sin Fernanda”. Con estas palabras: “Que no olvidemos que el Evangelio sólo se vive en la búsqueda de la verdad. Muchas voces se han callado desde aquel 25 de julio, hace ya siete largos años, pero la Iglesia sigue elevando su oración, su pedido de justicia y verdad. En el amor a Cristo, tenemos la exigencia del amor a los hermanos, los menos favorecidos, desprotegidos y desaparecidos”. Desde el Instituto Parroquia San Benito Abad, adonde Fernanda asistía a clases hasta que desapareció, llamaron a la marcha de este lunes. “Fernanda, siempre presente, reclamo, lucha, perseverancia y compromiso de quienes creemos que una sociedad mejor sólo se construye desde los cimientos de la verdad”, afirman en la convocatoria a los actos que se desarrollarán en San Benito. En efecto, este lunes habrá una serie de actividades en esa ciudad, ubicada a 12 kilómetros de Paraná, “orientadas a hacer memoria, reflexionar juntos y seguir levantando el pedido de justicia”. Desde las 9.30 se realizará el recordatorio en el patio de la escuela, luego, por las calles de la ciudad, saldrán caminando en una marcha que se hará bajo el lema “Honrar la Vida”. A las 11, se hará la celebración de la misa en la Parroquia San Benito Abad, “por Fernanda y por el descanso eterno de su mamá, María Inés Cabrol”. Intríngulis. Cuando Fernanda Aguirre desapareció enseguida las sospechas cayeron sobre Miguel Ángel Lencina, un psicópata –según las pericias psicológicas–, que arrastraba sobre sus espaldas con varias muertes de mujeres en forma violenta. Pero a principios de agosto de aquel año Lencina apareció muerto en la comisaría 5°, adonde había sido alojado después de su detención, y así empezó a tejerse esta enorme madeja. La versión oficial reveló que se ahorcó con un trozo de la frazada que tenía en su cama y a la que habría cortado a dentelladas. El cuerpo de Lencina apareció colgado a una reja del techo del patio cerrado, a la que habría llegado subiéndose a una silla o trepando una puerta. En el cuello, Lencina tenía “un surco de ahorcadura”, según la autopsia. La hipótesis que entonces barajó la defensora oficial Mirta Acuña daba cuenta que Lencina se habría matado cumpliendo un pacto suicida con su esposa Mirta Chávez, presa en la misma causa. Próximo al Día de los Santos Inocentes de 2007, la Sala Nº 1 de la Cámara en lo Criminal de Paraná dio a conocer los fundamentos de la sentencia en el juicio oral y público por el secuestro y la desaparición de Fernanda Aguirre, ocurrido en julio de 2004. A Mirta Analía Chávez se le atribuyó haber “intervenido en calidad de co-autora en la comisión del delito de secuestro extorsivo en perjuicio de la menor de trece años, Fernanda Isabella Aguirre, quien en fecha 25 de julio de 2004, aproximadamente a las 16 fue sustraída en las inmediaciones del cementerio privado Parque de la Paz situado en la ciudad de San Benito, en ocasión de que –la aludida niña– se dirigía desde el puesto de venta de flores propiedad de sus padres, ubicado frente a dicho cementerio, hacia su domicilio sito en calle Hipólito Irigoyen Nº 1.242 de la misma localidad; exigiendo luego para su liberación y/o rescate, el pago de la suma de dos mil pesos; exigencia que no obstante haber sido satisfecha por su padre y denunciante, Julio Domingo Aguirre, quien dejó tal suma de dinero en las instalaciones del llamado Puente de Hierro, ubicado en Avenida Almafuerte, en dirección de salida de la ciudad de Paraná hacia el Este, no fue compensada con la liberación de la aludida menor, la que se encuentra aún retenida y oculta”. Pero de Fernanda no se supo nunca más nada. Lo último que se conoció, en junio último, fueron una serie de averiguaciones ordenadas por la Justicia de Santa Fe, en la zona de Alto Verde, en coordinación con la jueza Marina Barbagelata, titular del Juzgado de Instrucción Nº 6, de Paraná, que tiene en sus manos la causa por el paradero de la chica. La jueza Susana Luna, titular del Juzgado de Instrucción de la 4ª Nominación de Santa Fe indicó que se realizaron allanamientos a partir de una denuncia sobre un supuesto mensaje de texto enviado por Fernanda, pero sin resultados positivos. “En horas de la madrugada del día domingo, una persona se acerca a la comisaría 13 de Sauce Viejo haciendo una denuncia de que había recibido un mensaje en su celular de una persona que se identificaba como Fernanda Aguirre y que pedía auxilio”, indicó Luna. La búsqueda, otra vez, a fojas cero.