E
l comité científico internacional ingresó a la fábrica de pasta celulosa UPM (ex Botnia), para realizar controles tendientes a encontrar indicios de contaminación. En diálogo con radio f5, el ambientalista e integrante de la ONG Fundavida, Gustavo Rivollier, relató lo que se dice en los medios de comunicación sobre las actividades de los científicos, pero remarcó que “si me pregunta detalles de adentro, no los sé, es muy poco lo que ha trascendido”, en ese aspecto. La Asamblea Ambiental Ciudadana de Gualeguaychú “siempre vigila lo que pasa con la temperatura de los efluentes que están por encima de lo permitido” y sobre lo que detectaron este lunes quienes controlan la ex Botnia dijo que “sabemos que no estaba la bomba de dilución que estuvo en la primera visita, pero tampoco está tapado el pozo, es como que estén los cuatro tornillos para arriba, la pueden sacar o poner cuando quieran”. Para Rivollier “esto genera mucha desconfianza, porque por más que se hagan las cosas, la empresa sabe 30 días antes cuando los van a controlar”, aunque reconoció que “es muy difícil no notar si la planta está más o menos produciendo”. Además contó que “hay desconfianza de los sensores que funcionan 24 horas todos los días del año, es un control remoto, suena más a algo de prueba”. Pero volviendo a los controles binacionales –están integrados por argentinos y uruguayos- “la pregunta del millón es saber si una vez que estén estos estudios, cuando logremos demostrar realmente lo que nosotros suponemos y creemos firmemente que es que Botnia contamina: ¿Para qué lo estamos haciendo? ¿Para echar a la Planta o para corregirla y agregarle un cañito o un filtrito más? Así, “la Planta va a perdurar ahí, nuestra postura es que se tiene que ir”, sentenció el ambientalista.