E
l caso se conoció hace tres semanas. Y todo se puso al descubierto de un modo azaroso. Un exempleado de una empresa de remis de la ciudad, en conflicto laboral, puso la maniobra a la luz pública: se presentó ante las autoridades del Instituto Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (Iosper), y dijo que desde una de las oficinas de la casa central, en Andrés Pazos al 200, se llevaba la contabilidad y la administración de esa remisera. La presentación, por escrito, abrió una investigación, y la realización de un operativo sorpresa en la oficina denunciada. Así, se pudo poner al descubierto el ardid. Ocupando horario e instrumental de la obra social de los empleados públicos, el grupo de empleadas llevaba al día los números de la firma de remis. Luego de que los técnicos de la obra social certificaran que se habían ocupado las computadoras para un trabajo particular, las actuaciones fueron giradas al área legal del Iosper, a cargo de la abogada Analía Coria. Con todos los elementos de juicio que reunió, la letrada produjo un dictamen que fue elevado a los miembros del directorio. En su dictamen, Coria recomendó llevar el caso ante los tribunales, aunque sin una denuncia penal concreta. Sólo se pondrá a disposición del Ministerio Público Fiscal todo el material colectado, con las pruebas respectivas, para que en esa instancia se tipifique si el caso estaría encuadrado en alguna figura delictual. El directorio del Iosper se reunirá el martes, como lo hace cada semana, así que en esa instancia el caso sería abordado, aunque el vicepresidente de la obra social, Ariel de la Rosa, evitó expedirse por anticipado por cuanto hasta ese día no sabrá del tenor del dictamen legal. "Lo conoceremos en la reunión del directorio del martes", explicó. Repercusión El caso generó una lógica repercusión pública. Aunque de momento, las empleadas sospechadas de actividades infieles con su tarea diaria, se mantienen en sus puestos. Ninguna podrá ser desafectada de su tarea sin que medie un sumario administrativo. Se trata de tres mujeres que se desempeñan en el área de control y facturación de nosocomios del Iosper. Desde allí, en horario laboral y utilizando la infraestructura del Iosper, se encargaban de la administración de la empresa de remis. Todo había quedado al descubierto el martes 17 de mayo último. Ese día hubo un alboroto de proporciones: el directorio en pleno, que utiliza esa jornada de la semana para las reuniones plenarias, cambió sus planes y encabezó un operativo rastrillo en la oficina que quedó en el ojo de la tormenta. Personal del área informática de la obra social procedió a fajar los CPU de las computadoras que utilizaban las empleadas, y la entrega de nuevas computadoras para que siguieran realizando su tarea específica, y además se imprimieron los archivos que contenían esos equipos y que podrían tener relación con la investigación iniciada. Ahora, el paso que sigue será poner en manos de la Justicia toda la información y las pruebas recabadas, y decidir la suerte de las empleadas que tenían doble labor.