E
n su historia institucional aparecerá también que tuvo un mandato en la Justicia. Emilio Eduardo Castrillón dejará la vocalía en la Sala II en lo Civil y Comercial del Superior Tribunal de Justicia (STJ) que asumió el 9 de octubre de 2006. La salida de Su Señoría suena en los pasillos de tribunales hace un tiempo, pero el rumor empezó a expresarse con fuerza desde las usinas de Casa de Gobierno. Sus pares en tribunales nunca dejaron de ver al otrora dirigente justicialista como un huésped más que como un familiar. Su futuro no podría estar en otro lado que no sea en la política. El vocal oriundo de La Paz integrará la lista de diputados del oficialismo. Hace dos meses se sinceró: "Quisiera que mi última canción sea en la política". Hace unas horas, tres fuentes, una de ellas muy cercana al vocal, confirmaron a esta Hoja el retorno del polémico hombre a su lugar de origen: la legislatura. Los consultados, conociendo al personaje, dejan la puerta abierta, un cambio rotundo en los planes. Cancionero La propuesta para que Castrillón fuera vocal fue una de las cartas más fuertes que jugó Jorge Busti en la Legislatura en los últimos 15 años. El vocal fue uno de los alfiles más cercanos al ex gobernador. Formó parte de la mesa chica del bustismo y se encargó de hacer suyas las polémicas iniciativas que necesitó su jefe como la conocida ley que lleva su nombre y que se encuentra en el STJ para que se analice su constitucionalidad. El paceño es también recordado por haber redactado un proyecto que proponía modificar el artículo 6º de la Ley Orgánica del Poder Judicial, otorgándoles a los magistrados la posibilidad del desempeño político simultáneamente sin perder la condición de magistrado. Antes de llegar al STJ, Castrillón ocupó lugares privilegiados en el comando político en las gestiones de las que formó parte. Un hábil manejo territorial le permitió desarrollar una carrera legislativa provincial intensa que comenzó en 1991 en el Senado y continuó luego en Diputados. Fue en el 2003, tras las crisis y con un triunfo asegurado de Busti para alcanzar su tercer mandato, que el por entonces diputado vio la posibilidad de acompañar a su jefe como vicegobernador. En marzo de ese año Carlos Menem había ganado en la primera vuelta y Castrillón había sido unos de los que había echo campaña por el riojano que, en definitiva, sacó el máximo de los votos en Entre Ríos. Es por esto que se consideraba habilitado para postularse a acompañar a Busti en las elecciones de octubre. Meses después, Néstor Kirchner consolidado en la Presidencia, se abortó el anhelo o “sueño del pibe”. Lo reemplazó en la fórmula Pedro Guillermo Guastavino, a quien sí le cabía el traje K. Al paceño, caído en desgracia, le ofrecieron como premio consuelo ingresar en la Cámara de Diputados de la Nación. Pero el kirchnerismo puro y duro le puso una bola negra y debió conformarse con repetir su cuarto período como legislador provincial. Al momento de ser señalado como candidato para ocupar un lugar en el Alto Cuerpo, excepto su partido, recibió todas las oposiciones. Se manifestaron en contra de su designación dirigentes políticos y también abogados. Raro, pero todas las veces que Castrillón dio la nota fue más por no adecuarse a los cánones que establece el Poder Judicial que por algún fallo. Cartas Cuando un lugar de poder queda vacío enseguida empiezan a sonar nombres. En Casa de Gobierno aseguraron que Sergio Urribarri no tiene en agenda enviar un pliego al Senado, ni tampoco ha consultado a sus asesores sobre un posible reemplazante. De igual manera los candidatos ya suenan. Siempre impulsados más por los deseos de algunos que por la realidad misma. José Candelario Pérez aparece en esa lista, la misma que circuló cuando se jubiló Juan Carlos Ardoy y que finalmente fue reemplazado por Juan Ramón Smaldone. Pérez fue durante el proceso de reforma de la Constitución asesor del convencional Raúl Barrandeguy. También se desempeñó como director de Asuntos Legislativos de la Cámara de Senadores en épocas de Hernán Orduna y como subsecretario de Justicia de la provincia en la gestión de Mario Moine. El otro eterno candidato es Rubén Cabrera, apoderado legal del Partido Justicialista de Entre Ríos desde mediados de la década ’80. Tuvo notoriedad cuando fue defensor de los ex funcionarios de Busti, Faustino Schiavoni (hoy intendente de Nogoyá); y Oscar Mori en la memorable causa de los ATN.