E
l diputado nacional Raúl Barrandeguy fue el legislador entrerriano más aplaudido, según un informe realizado por Semanario Parlamentario. En segundo lugar se ubicó el socialista Lisandro Viale y más atrás Antonio Alizegui, Cristina Cremer y Gustavo Zavallo. Mientras que los radicales Jorge Chemes, Atilio Benedetti y Gustavo Cusinato, y la represente de la Coalición Cívica Hilma Ré no están registrados en la nómina de legisladores que han sido aplaudidos. Esta situación se da porque “no hablaron durante el año legislativo”. Del relevamiento se desprende que así como fue el diputado que más habló a lo largo del año en el recinto, Agustín Rossi también resultó ser el más aplaudido. Una aprobación que se extendió a casi todos los legisladores: el 78,5% recibió algún aplauso. No está mal que un político hable para la tribuna. No se lo puede criticar por eso; sí se le podrá reclamar que lo que diga lo cumpla, pero esa es otra cuestión. Ahora bien, ambas cámaras están compuestas por políticos y es lógico que piensen en causar la aprobación con sus palabras a la hora de los discursos. Claro que las bancas no son lo mismo que las tribunas políticas, y la tarea en este caso no es convencer a los espectadores de los palcos, sino a sus pares. Suponiendo que eso tuviera algún valor, porque en realidad no se tiene memoria de algún voto que haya sido modificado por el mensaje de algún par. Corrección: sí hubo un caso público y reciente. La diputada Lidia Satragno señaló en su discurso que las palabras de una colega la habían convencido respecto de su voto. Si bien no hay muchos de esos casos, vale para cuando se trata de proyectos en los que la conducción de cada bloque da libertad de conciencia. Pero en este caso hablamos de los aplausos. Es que la Cámara baja, a diferencia del Senado, es un ámbito donde no es anormal que las palabras encendidas y los cierres de discursos sean coronadas por aplausos. Llevar barras es algo muy habitual en la Cámara baja y sus componentes no se mantienen neutrales. Eso se nota en el análisis que Semanario Parlamentario hizo a través de su Índice de Calidad Legislativa de las versiones taquigráficas de todas las sesiones del año, donde constan los aplausos. El repaso de la actividad durante 2010 muestra que la gran mayoría de los diputados tuvieron el abrigo de al menos un aplauso. De hecho, el 78,5% mereció esa aprobación desde los palcos alguna vez. O más de una, como es el caso del titular de la bancada oficialista de Diputados, Agustín Rossi, que recibió 78 aplausos. Lógico, teniendo en cuenta que fue el que más habló a lo largo del año. Que tanto Barrandeguy como Viale figuren entre los legisladores entrerrianos que han recibido algún tipo de apoyo por sus intervenciones en la Cámara baja no es ilógico, ya que ambos fueron los que más hablaron dentro de la legión provincial. Según el informe de la revista especializada en cobertura legislativa, Barrandeguy recibió ocho ovaciones por sus intervenciones, mientras que Viale tuvo cuatro aplausos. Más atrás con una ovación figuran Cristina Cremer de Busti, Antonio Alizegui y Gustavo Zavallo. En los registros no aparecen los legisladores Benedetti, Cusinato, Ré y Chemes, pero es lógico, debido a que no hablaron durante las sesiones.