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ersonal policial detuvo a dos sujetos sospechados de perpetuar el homicidio de César Vallana, el químico jubilado de 77 años de edad, hallado sin vida en su vivienda de Santiago del Estero al 100 de la capital entrerriana. El cuerpo fue hallado sin vida el 31 de enero en avanzado estado de descomposición y las pericias dieron cuenta que falleció por asfixia. Durante la autopsia también se analizaron en profundidad sus órganos y la parte externa del cuerpo, determinándose que las lesiones existentes eran solo las que provocó el proceso de putrefacción, debido al intenso calor reinante en al menos 5 días desde que se produjo el fallecimiento. De acuerdo a cómo se observaba el escenario del macabro hallazgo, se podían aventurar en los primeros minutos distintas líneas a seguir, según la apreciación analizada a simple vista. Los investigadores y el juez sabían que tenían un cuerpo en descomposición y muchos elementos que a simple vista se pueden hallar en cualquier caso, contaminados por fluidos cadavéricos, en un espacio situado entre una cama y una pared de la habitación que usaba Vallana como dormitorio. La alarma del primer momento, que llevó a muchos a tener una primera impresión de que sería homicidio, se dio al constatar visualmente que los pies del fallecido estaban ceñidos con un cinto y envueltos entre algunas sábanas. Las manos también habrían estado atadas con mucha simpleza, por delante del cuerpo, cosa que llamó la atención inmediatamente, ya que en ocasiones de asaltos y privaciones de libertad es más común hallar las manos de la víctima atadas por detrás, en la espalda. Pero el elemento que para algunos era el determinante de un brutal crimen fue la bolsa de plástico que estaba cubriendo la cabeza de Vallana, la que explica el resultado de la autopsia de muerte por asfixia.