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uizá convenga recorrer velozmente la ola de reacciones que generó en la República Oriental del Uruguay la decisión de Guillermo Moreno –director de Comercio Interior de la Nación– de clausurar el ingreso de una lista que oscila –según estimaciones extraoficiales– entre 400 y 600 productos desde el exterior sujetos a licencias no automáticas, apenas un puñados de días atrás. Aunque desde las más altas esferas del Ejecutivo Nacional rápidamente se negó la especie, la argumentación no convenció a importadores e industriales locales –que demandan piezas para sus procesos productivos– y de otros países que verán menguados sus envíos y la situación se encuentra en el umbral de una crisis que puede impactar muy fuerte en el conglomerado industrial entrerriano. El embajador en Buenos Aires, Guillermo Pomi, expresó este viernes a la Cancillería argentina “su preocupación por las trabas a las exportaciones”, según refleja el diario El País. En el mismo medio se asegura que la ministra Débora Giorgi dijo que habló con Kreimerman, quien le planteó “algunas cuestiones con respecto” a las licencias de importación. Relató que, ante la preocupación manifestada el Embajador, le respondió que se buscará que “no se produzca ningún destrato a la importación de Uruguay”. Desde el otro lado del charco, industriales y exportadores piden tomar medidas “fuertes” para hacer frente a las trabas comerciales, y se está nacionalizando la cuestión. “Esto no es un problema de la industria, es un problema de Uruguay. Hemos puesto la mejilla una vez y otra vez y nos han dejado la cara colorada de los dos lados. Creo que llegó el momento de negociar un poco menos y tomar medidas más fuertes”, dijo Washington Burghi, presidente de la Cámara de Industrias (CIU). Si bien el ministro de Industria dijo que “por ahora el Gobierno (de Pepe Mújica) no modificará su estrategia y que se “apostará al diálogo al más alto nivel sobre este tema”, no es una postura definitiva y el sector privado pide “replicar las medidas en Uruguay de lo que se haga en la Argentina”. Burghi, más encendido, aseguró que estas acciones son “violatorias” y que “hace mucho tiempo que la Argentina toma actitudes que riñen con el espíritu del Mercosur”. Para el titular de la CIU, “los tiempos de hablar ya pasaron” y tanto el actual gobierno como el anterior “han dialogado de todas (las) maneras”. El enojo se sustenta en que la medida podría hacer perder U$S 100 millones anuales a Uruguay, según estimaciones oficiales. El comercio bilateral ha cambiado en los últimos años, y la balanza viene favoreciendo a la Argentina que en 2005 fue de más de 500 millones y hoy ya se ubica por encima de los 1.000. “La Argentina pone trabas a Uruguay porque no hay represalias”, declaró el director de la Cámara Industrial de Alimentos Envasados de Uruguay, Nelson Penino. Sólo Entre Ríos exportó en 2009 cerca de 70 mil toneladas de productos –hay que ponderar que la energía no tiene medida de peso y es muy importante en el global– que representaron un total de 119.471.058 dólares, es decir un 12,4 % del total de las ventas externas entrerrianas. No costó poco al sector privado entrerriano recuperar el tejido epidérmico de la relación con los uruguayos luego del conflicto por la plata de celulosa que dividió más aún las aguas del río Uruguay, y el Gobierno provincial aprovechó el ascenso de José Mújica para tender un nuevo puente que transportó una misión comercial a Montevideo donde más de 30 empresarios se apresuraron a mostrar “los buenos resultados” logrados para más comercio. Sucedió el 10 de noviembre, en el umbral del Puerto Viejo montevideano, y tan importante fue el cónclave para el intercambio comercial que se convirtió en el principal tema de la agenda común, aunque también de la integración en infraestructura y el dragado común del río Uruguay se echaron a rodar. “Pepe se mostró abierto a profundizar las relaciones y habló de cómo EE.UU. puso un chileno a manejar sus relaciones internacionales, lo que muestra que sólo por delante está el camino de la integración”, dijo un industrial que participó del encuentro en la capital uruguaya. Fue en esa oportunidad que Pablo Zárate, el subsecretario de Comercio Exterior y Relaciones Internacionales, hizo público el dato que exhibía el alto grado de dependencia de las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) de Entre Ríos con el paisito: el 40 % de las exportaciones entrerrianas de este ítem cruzan el charco. La actual amenaza uruguaya pone en alerta a los industriales entrerrianos que por ahora prefieren la cautela. “Acabamos de cerrar un contrato para vender un producto de alta tecnología que los uruguayos no pueden hacer y que se suma a los tres o cuatro que ya enviamos. Sería una verdadera pena si se agudiza el conflicto porque con Uruguay no hay ningún problema aduanero ni arancelario, a tal punto que muchas empresas argentinas tiene también sucursal en Uruguay y se mueven muchos productos”, aseguró un industrial entrerriano que prefiero dejar su nombre en reserva y que pidió “ampliar los canales de negociación para evitar desatinos”. Quien también se mostró cauto fue Carlos Galuccio, el titular de la Unión Industrial de Entre Ríos. El empresario aseguró que la semana que viene la entidad que dirige se interiorizará bien de la cuestión y si es necesario viajarán a Buenos Aires, pero dijo que “todavía es muy prematuro para tomar una posición y hay que esperar que se desenvuelvan los acontecimientos. Pero si se cerraran las exportaciones entrerrianas a Uruguay sería un perjuicio altísimo para el sector industrial”. El problema no es sólo para los que necesitan vender, sino también para las industrias entrerrianas que importan piezas sensibles para su esquema productivo. “Muchas de nuestras empresas requieren commodities, para llamarlos de alguna manera, y si se cierran las fronteras se complicaría el normal desarrollo de esas industrias”, concluyó Galuccio. Una relación diversificada Si se pone la lupa sobre la relación comercial bilateral que existe entre el Uruguay y Entre Ríos se advertirá que el flujo de productos integra un portfolio bien diversificado. Animales vivos, arroz, oleaginosas, lanas, soja, sorgo y trigo integran las ventas de productos primarios, hasta un sinnúmero de productos industriales de los cuales la provincia destina el 40 % al Uruguay, pero la balanza se inclina cuando se analiza el rubro “energía” que concentra el 70 % del total de lo exportado con 84.393.985 dólares a favor de la provincia durante 2009 –últimos datos oficiales– sobre un total de 119.471.058 que alcanzó todo el período. Quizá porque compiten y tienen mercados mundiales similares, ambos Estados tienen bajo comercio en productos primarios y se mejora un poco en Agroindustriales. Mientras –siempre en 2009– la venta de Primarios llegó a 5.377.307 dólares desde Entre Ríos a Uruguay, los Agroindustriales superaron los 10 millones de dólares, especialmente impulsados por residuos alimentarios para el ganado, arroz y grasas y aceites. En el sector industrial el impacto de la relación es mayor en beneficio de los productos entrerrianos. En esta categoría los fabricantes de Productos Químicos Industriales lograron ingresar por un monto de 8.775.730 dólares, siendo el ítem de mayor desarrollo. Atrás le siguió la venta de manufacturas de papel y cartón que con 3.950 toneladas logró ventas por U$S 3.887.062, y un poco más abajo en la lista se ubicaron los negocios de plásticos y sus manufacturas que con casi 6.000 toneladas vendió productos por U$S 2.963.192. Los casi 20 millones de dólares que vendió Entre Ríos a Uruguay se completan con maquinaria y aparatos eléctricos; material de transporte, metales, cerámicos, piedra, vidrio y yeso, y textiles y marroquinería. (Fuente: Gustavo Sánchez Romero de El Diario)