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a causa judicial Nº 139, caratulada “Miguel Waigel y Cía SA s/concurso preventivo”, que tramita la titular del Juzgado Civil y Comercial Nº 9, María Grabriela Tepsich, ingresará en un mes más en una etapa de definiciones en lo que se refiere al reclamo planteado por ahorristas y ex clientes que, tras la debacle de la firma, a mediados de 2009, no pudieron cobrar una cifra superior a los 39 millones de pesos. Desde entonces, la puja entre las partes ha sido intensa, y de momento no han conseguido acceder a un acuerdo satisfactorio. Se trata de 1.500 personas o que habían depositado sus ahorros en Waigel, para que esta empresa familiar fundada en Crespo en 1955 los utilizara como medio de financiamiento por fuera del sistema bancario, o bien habían comprado materiales “a plazo” y pensaban retirarlos en un futuro. Nadie intuyó lo que finalmente ocurrió: la caída catastrófica del emporio Waigel, que empezó con la división empresaria entre los hermanos Artemio y Fermín, y siguió con los coletazos que la crisis del campo produjo en el movimiento económico de la compañía. Todo se precipitó a finales de agosto de 2009 cuando Waigel ingresó en concurso preventivo, aunque sobre las espaldas estaba un seguimiento de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y una causa penal. Entonces, la firma explicó que el concurso preventivo es una “figura legal que exige el ordenamiento del pasivo existente y su reestructuración”, y se quejó por el hecho de que existieran ahorristas a quienes “sólo les importa su propia salvación, olvidándose de la comunidad en donde se desenvuelven”. El camino legal escogido, el concurso preventivo, es un mecanismo a través del cual un deudor, en este caso Waigel, imposibilitado de hacer frente a todo su pasivo, se somete al arbitrio de la Justicia, y de una sindicatura, en la cual los acreedores son puestos en pie de igualdad con el objeto de intentar llegar a un acuerdo de pago de acreencias. Sin acuerdo Alcanzar ese acuerdo se ha vuelto una tarea ardua, que hasta ahora no arrojó ningún resultado. Los acreedores de Waigel no aceptan el modo cómo la firma pretende cancelar sus obligaciones. Waigel presentó una oferta de cancelación del pasivo $ 39.100.839,17 con sus acreedores –cifra auditada por la sindicatura integrada por los contadores Valentín y Abelardo Cerini– con tres alternativas de pago: a) devolver el 50% de las deudas verificadas y declaradas admisibles, en 8 años de plazo, a través de desembolsos anuales de capital más intereses; b) quita del 46%, reconociendo el 54% de las deudas, con plazo de 9 años, en cuotas anuales de capital más intereses. c) quita del 42% (58% reconocido), con pago a diez años en cuotas anuales de capital más intereses. En las tres propuestas, se plantean dos años de gracia y comenzar a pagar a partir del tercer año desde el momento que quede firme la sentencia judicial de homologación del acuerdo. En garantía de cumplimiento de ese pago, se presenta la empresa Cementos del Paraná SRL, en cuyo directorio están ex directivos de Waigel, Eduardo Martín Porpatto, gerente y socio mayoritario, Maricel, Nancy y Miguel Waigel, como socios minoritarios. Los ahorristas tienen plazo hasta el 16 de marzo para contestar por la aceptación o el rechazo de la propuesta, con la posibilidad de que las partes pidan una prórroga de 30 días hábiles. Si se diera esa segunda alternativa, el acuerdo definitivo sobrevendría a finales de abril o principios de marzo. Una fuente que tiene acceso directo al expediente dijo que cabe también otra posibilidad: que la empresa, movida por el desinterés que han expresado los ahorristas hacia las propuestas presentadas, hagan conocer otra oferta de cancelación de deudas. “El paso que sigue en la causa es la aceptación de la propuesta por parte de los acreedores. Y para eso hay plazo hasta el 16 de marzo, aunque en medio puede ser que se presente una nueva propuesta, distinta de las que ya se conocen. En ese caso, si hubiera aceptación, tiene que ser por la mayoría, y el resto, que no acuerde, someterse a la voluntad de la mayoría”, indicó la fuente. Pedidos judiciales Esas deudas de Waigel con cientos de pequeños ahorristas se originaron de un modo casi marginal. Waigel, que creció del pequeño almacén de ramos generales hacia rubros como la construcción, el hormigón elaborado, el transporte y la venta de electrodoméstico, apoyó esa expansión en los ahorros – fundamentalmente del campo–, que iban y se depositaban en la firma, eludiendo el sistema financiero oficial. La cadena funcionó por años: un ahorrista depositaba el dinero, y al cabo de un plazo, se le reintegraba. Pero con la crisis del campo llegó la caída de las ventas, a eso se sumó la división de la sociedad, y otro condimento fue la certeza de buena parte de los crespenses que algo no andaba bien en Waigel. Y efectivamente, algo andaba mal en Waigel, que no pudo cumplir con todos sus compromisos, e ingresó en concurso preventivo. (El diario) El 29 de diciembre, la jueza Tepsich sentó en su despacho al titular de Waigel, Artemio Waigel, y le formuló un interrogatorio compuesto de 55 preguntas que el empresario deberá contestar en estos días, luego de concluida la feria judicial de enero. Uno de los aspectos que más llamó la atención de la sindicatura en esa audiencia fue cómo se originó la empresa Cementos del Paraná SRL, que tiene a los hijos de Waigel como sus accionistas. Los síndicos hicieron una seria observación sobre ese acuerdo entre Waigel y Cementos del Paraná. Al respecto, señalaron en aquella audiencia de finales de diciembre que el contrato de Cementos del Paraná involucra bienes de la sociedad por casi $5.000.000, que son alquilados a $ 10.000. Waigel se defendió diciendo que esa empresa se hacía cargo de los sueldos de los ex empleados de Waigel, aunque el síndico retrucó: las cargas sociales no se están pagando ante la AFIP. Pero no es la única duda por despejar, y para eso habrá que esperar a la presentación de la respuesta al extenso petitorio entregado por la jueza Tepsich a Waigel. El dato 39.100.838,17 PESOS es el monto reclamado por 1.500 ahorristas a Waigel.