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Virginia le tocó vivir la situación el miércoles en Rosario, la ciudad en donde reside actualmente. Ella, que nació en Concordia pero que vivió toda su vida en Paraná, decidió llamar al número de reclamos que figuraba en el paquete. “Era un teléfono fijo con característica de Buenos Aires. Llamé y me dijeron que como estaban de vacaciones no podían hacer nada. Que guarde la barrita con los gusanos en la heladera y que ellos después la pasaban a buscar”, contó. La joven, que produce contenidos audiovisuales, indignada por la respuesta decidió denunciar lo que sucedió en Internet. Entonces se valió de Facebook y Twitter para publicar las fotos en donde se ven los “gusanitos” y su iniciativa recibió decenas de comentarios. Claro que también habló con la vendedora del kiosco, que le aseguró que las barras estaban recién llegadas. En definitiva, la barrita fue a parar de inmediato al tacho de la basura, por el “asco” que le produjo a Virginia. Eso sí, quedaron en claro dos cosas: la impunidad con que se maneja una empresa tan grande y el poder que tienen las redes sociales para expandir una denuncia. (Fuente: Diario Uno)