B
ianca Juliana Giménez Relea lleva el apellido de la mamá que la dio a luz, pero también el de la otra mamá que estaba en la misma sala de parto, ansiosa, “desesperada”, acompañando a la mujer con quien está en pareja desde hace más de siete años y casada legalmente desde el 21 de octubre último, merced a la modificación del Código Civil que habilita el matrimonio de parejas de un mismo sexo. Bianca nació por parto natural a las 12 del 23 de diciembre en el Hospital San Roque de Paraná, pesó 3,700 kilos, tiene el pelo oscuro y a través de esa lámina que recubre los ojos de los recién nacidos, se adivina una mirada azul encantadora. “Fuimos las dos a inscribirla. Primero se quedaron un poco sorprendidas las chicas del registro, nos pidieron que esperemos un poco porque tenían que hacer algunas consultas y después no hubo problemas. Las dos firmamos el acta de nacimiento, en la partida aparecen nuestros nombres y también en el documento, como las dos mamás”, narra Claudia. Es el primer caso, revelan. Hay otras parejas gays con hijos, pero ninguna consiguió que las dos madres o los dos padres figuren en la documentación de sus hijos. Siempre quedaba un sólo apellido en el DNI y un papá o una mamá en la partida de nacimiento. Nunca los dos, hasta ahora. “Lo que más me preocupaba era la situación jurídica de Bianca, los derechos de ella, ahora estoy muy tranquila, estaría bueno que las otras parejas que tienen los bebés tengan las mismas posibilidades, que esto siente un precedente”, plantea Claudia. Claudia y Paola se conocieron en un boliche de Buenos Aires, formaron pareja casi de inmediato y planearon su vida juntas, con un proyecto familiar que incluía, a mediano plazo, la llegada de un bebé. Primero tomaron la opción de la Unión Civil que se habilitó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y ya mudadas a Paraná, por cuestiones laborales, el deseo de tener un hijo se reflejó en el embarazo de Paola. La aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario terminó con los temores de la pareja acerca de los derechos del bebé por nacer. Y el 21 de octubre, finalmente, dieron el sí. Ahora la nena está en brazos de Paola, llorisquea, toma el pecho, se calma. Claudia dice que Bianca reconoce su voz, que se da vuelta para verla, dice que es inquieta y pronostica que antes del año va a salir corriendo. Ella vio el momento exacto cuando nacía. Estaba ahí. “Primero no me querían dejar pasar a presenciar el parto, al final me dejaron, no pude estar al lado de ella, pero sí a unos metros. Vi el momento exacto en el que salió. Fue muy emocionante. No lo podía creer”, narra Claudia y con la voz entrecortada confía que la beba “nos da más vida, más fortaleza, el sentido de nuestra vida hoy es Bianca”. Las dos madres y su beba compartieron la Nochebuena con la familia de Claudia y brindaron por ella. Por Bianca Juliana. “Fue una Nochebuena especial, porque no festejábamos la Nochebuena sino que Bianca está con nosotros”, dice Paola. Ahora ya planean el bautismo, los padrinos están elegidos y también la iglesia, aunque queda lejos. “La vamos a tener que ir a bautizar a Buenos Aires porque acá no se puede, las iglesias me reconocen a mi sola como madre y en Buenos Aires la iglesia Luterana nos reconoce a las dos”, narra Paola. No les preocupan ya las miradas prejuiciosas y anuncian que le ofrecerán a la niña las herramientas necesarias para defenderse de la incomprensión o el desdén de los que intenten ofender, herramientas pacíficas dicen y enumeran “buena educación, valores, ir siempre con la verdad y no avergonzarse de su familia, esa va a ser lo principal”. Claudia, en tanto, adelanta que en el 2012 es su turno. Ella quiere aportar de su vientre el hijo varón de la pareja. “Me gustaría tener un varón y no puedo esperar mucho porque tengo 35, yo esperaba a Santino cuando fuimos a la primera ecografía, pero ahora Bianca es la luz de mis ojos”. (El Diario)