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a distribuidora estatal Energía Entre Ríos SA (Enersa) procurará en 2011 regularizar la situación de los “enganchados” del servicio eléctrico con un plan de “blanqueo” a través del cual se procura incorporar esas conexiones al universo de clientes de la compañía. A pesar de los 11.572 beneficiarios de la denominada tarifa eléctrica social, las conexiones ilegales se mantienen en la empresa de energía. Uno de los obstáculos centrales que vuelca a ese tipo de usuarios a la clandestinidad es la erogación a la que deben hacer frente para la conexión del servicio: según el último cuadro tarifario vigente, la colocación del medidor tiene un costo de 22 pesos, y una conexión aérea básica, 50,60 pesos; aunque si es necesario una conexión especial, el costo trepa hasta los 130,40 pesos. Juan Carlos Chagas, titular de Enersa, señaló que la distribuidora está encaminada a regularizar la situación de los “enganchados”. Y para eso, dijo, “vamos a blanquear las conexiones clandestinas. Nosotros le vamos a dar un plan de acceso, y vamos a hacernos cargo de las obras de conexión, y que los vecinos sólo tengan la responsabilidad de pagar el consumo, con la posibilidad de sumarse a la tarifa social”. Sin datos El nivel de impacto de los enganchados no ha sido suficientemente mensurado. Oficialmente, en Enersa no informaron respecto del índice de conexiones clandestinas: los balances muestran las pérdidas totales, técnicas, producto de fallas en los sistemas de distribución, y no técnicas, asociadas al hurto. Un estudio hecho en 2008 sobre las pérdidas de las compañías de distribución de electricidad de Argentina reveló que el 72 % de las distribuidoras tiene una pérdida total que se ubica por debajo del 15%; y que el 28% de las compañías tiene pérdidas totales que se ubican entre el 18% y el 30%. El 92 % de las distribuidoras tiene niveles de pérdidas técnicas que son de un 6% promedio; en tanto, las pérdidas no técnicas, los enganchados, representan el 9,5%. Enersa, una compañía que exhibe un total de clientes que supera los 280 mil en toda la provincia –concentra el 71% del mercado eléctrico en Entre Ríos–, arrastra también un volumen de enganchados que, conforme crecen en forma desprolija las urbanizaciones, se expande. Aunque el titular de la distribuidora dice que no es significativo su número. “De todos modos –aseveró Chagas– a ese porcentaje de usuarios del servicio queremos optimizarlo, e incorporarlos a la facturación”. Más fondos Chagas exhibe un principio: Enersa vive de lo que pagan los clientes, y por ende procurará ampliar el nivel de facturación, y evitar la ampliación de beneficios y exenciones a sectores. De todos modos, se muestra cauto cuando se lo consulta respecto de la iniciativa legislativa que pretende aplicar un 20% de bonificación sobre las tarifas que paga capillas y parroquias de la Iglesia Católica, según una iniciativa del diputado provincial justicialista Daniel Bescos. “Nosotros tenemos que funcionar como empresa; no podemos hacer beneficencia”, dice como principio general. “Nosotros vivimos de lo que pagan nuestros clientes. No obstante, hay que contemplar a los sectores de la producción, de menores recursos, y distintas entidades, como la Iglesia, a los que se les puede aplicar algún tipo de beneficio. Pero la prioridad son los entrerrianos que no pueden acceder al servicio eléctrico. En ese marco, pensamos en el blanqueo de las conexiones clandestinas”, apuntó. Ese principio de empresa comercial es lo que motivó a Enersa a salir al mercado de capitales en procura de lograr inyectarle a la distribuidora fondos frescos con los cuales encarar planes de expansión. A principios de noviembre último las autoridades de la distribuidora anunciaron la intención de buscar recursos en el mercado de los fideicomisos con el objetivo de obtener unos 80 millones de pesos. La vista se puso en los fondos de la Administración Nacional del Seguro Social (Anses), el organismo que maneja los recursos estatizados de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP). El empréstito sería para devolver en un plazo de siete años, con un año de gracia. “Una empresa como la nuestra necesita invertir en obras. Y para eso se necesitan recursos, y por eso estamos gestionando la conformación de este fideicomiso. Primero, hay que hacer los deberes. Aparece como muy auspicio este mecanismo. Es plata que ingresa, que nos permitirá hacer obras”, dijo Chagas. –¿Ya definieron qué aval van a presentar? Se habló de la facturación como garantía del préstamo. –Estamos estudiando ese tema. Un camino podría ser garantizar el préstamo con el flujo de recursos que ingresan a Enersa. Descentralización Ahora estatizada, Enersa inicia un camino inverso. Luego del cierre de sucursales en distintos puntos de la provincia a partir del proceso de privatización, en 1997, ahora la empresa procurará abrir bocas de atención en los municipios, de modo de descongestionar las oficinas centrales, fundamentalmente en Paraná. El primer paso, dijo el titular de la distribuidora, Juan Carlos Chagas, será la firma de un convenio con la Municipalidad de Colonia Avellaneda, para abrir allí una oficina para, en principio, cancelar las facturas vencidas, que hoy sólo se pueden pagar en la casa central, de 25 de Junio y Buenos Aires. Pero la firma de los convenios seguirán, y en breve ocurriría lo mismo con la Municipalidad de San Benito y también la comuna de Piedras Blancas. “Lo que queremos es que la Municipalidad nos ceda una oficina, y allí atendamos. No quiero abrir un local de Enersa. Nosotros no gastamos plata, y la Municipalidad le sirve”, destacó. El dato 36 MILLONES es el promedio de facturación de Enersa; en forma anual, la media trepa a los 365 millones de pesos. (Ricardo Leguizamón. El Diario)