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ilda Garré es la nueva ministra de Seguridad. Asumió en una ceremonia encabezada por Cristina Kirchner. Ambas se vieron después en el despacho presidencial. Fue un encuentro de pocos minutos. Garré todavía no conoce donde funcionará su ministerio, recién creado: las oficinas de la Secretaría de Seguridad Interior, en Recoleta, le parece chicas y demasiado lejanas de la Casa Rosada. La ministra, eso sí, sabe cuáles serán los principales lineamientos de su gestión: investigará los legajos de los principales jefes de la Federal para recién entonces renovar su cúpula; impulsará un proceso de transparencia para investigar la corrupción policial; renovará el proceso de educación de los oficiales; y controlará la ejecución de los presupuestos de las diferentes fuerzas, entre otras acciones, e fuentes oficiales. Garré es consciente que para tener éxito en su gestión deberá concentrar el manejo de las fuerzas policiales : “Si asumí es porque el control lo voy a tener yo y no otro funcionario”, repitió en diferentes ámbitos. Aludía, está claro para los conocedores de las internas gubernamentales, del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien hasta ahora había monopolizado el diálogo político con la Federal, y está fuertemente enfrentado con la flamante ministra. En público, Aníbal niega el enfrentamiento con Garré, a quien identificó como “una amiga”. Si ahora le preguntan a ella, dirá algo parecido. La realidad es bien diferente. La ex funcionaria de la Alianza asume en su nuevo cargo como consecuencia de la escalada de disturbios sociales que produjeron la muerte de al menos tres personas. Ya adelantó que la Policía Federal será investigada por su accionar en el violento desalojo del Parque Indoamericano. “Obvio que va a haber cambios, pero no me pidan medidas concretas ahora”, dijo a los periodistas que le preguntaron por el tema cuando recién había asumido. Aunque todavía espera los decretos que darán forma al organigrama del ministerio, Garré ya determinó que funcionará de manera similar a Defensa, la cartera que encabezó hasta ahora. Decidió que su secretario de Estrategia será el mismo que tenía ese puesto en su anterior ministerio: Gustavo Sibilla. Además, creará una Dirección de Transparencia, que conducirá Paula Honisch. Será ella la encargada de controlar los legajos de los oficiales de las fuerzas policiales y de impulsar denuncias contra quienes estén involucrados en sospechas de corrupción. Honisch cumplió esa misma tarea pero en Defensa y controlando a militares. Garré también quiere controlar al máximo la ejecución de los presupuestos de las fuerzas de seguridad. La ministra descartó por ahora dejar el mando operativo de la Policía Federal en manos de un civil, una opción que está permitida por la actual legislación, según se fijó ella misma. Aunque sí el político, para el que se rodeará de juristas de perfil “garantista”. Prefiere tomarse su tiempo para estudiar los legajos de los jefes de esa fuerza para entonces sí modificar la cúpula . “Si hacemos cambios, tienen que ser en serio: no podemos permitirnos cambiar las cosas para que nadie cambie”, dijo a su equipo. El jueves, el actual jefe de la Federal, Néstor Valleca, estuvo en la asunción de Garré. Uno de los comisarios que lo acompañaron admitió que su fuerza aguarda el cambio de jefe. Cuenta con el apoyo político de la Presidenta para impulsar los cambios que promete en la Federal, la Gendarmería y la Prefectura. Cristina recibió a Nilda el lunes en la Quinta Presidencial de Olivos. Le dijo que estaba entusiasmada con su nombramiento y avaló sus propuestas. El secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, y el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, fueron los promotores gubernamentales de su nombramiento en Seguridad: fue la manera que encontraron de recortarle poder a su adversario interno, Aníbal Fernández. El jefe de Gabinete fue el que más quedó afectado personalmente por el accionar de la Federal en el Indoamericano.Aunque dirigentes que lo conocen aseguran que, en ese operativo en particular, él solo cumplió órdenes de la Presidenta.