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a Provincia interpondrá este lunes una formal demanda de nulidad de la subasta promovida en 1949 por la Municipalidad de Paraná y que derivó en el hecho de que el Parque Escolar Enrique Berduc perdiera una fracción de 3.578 metros cuadrados de los 44.770,7581 metros cuadrados del predio que había sido donado en 1928 al Consejo General de Educación (CGE) por el filántropo Enrique Berduc. Doble inscripción Berduc no sólo donó ese terreno, delimitado por las calles Salta, Nogoyá, San Lorenzo, La Rioja y Moreno, sino también la suma de treinta mil pesos moneda nacional con el específico fin de que allí se construyera un parque escolar. El terreno, compuesto de seis fracciones, fue así escriturado a favor del CGE por el escribano Ezequiel Balbarrey. La donación quedó inscripta en el Registro Público de Paraná en el Tomo 41 - Folio 65. La mensura del terreno donado había sido practicada por el agrimensor Emilio Massera el 4 de noviembre de 1918, y aprobada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de Paraná. Claro que ese título de propiedad no tuvo ningún valor cuando en 1949, y a instancias de una demanda judicial promovida por la Municipalidad de Paraná ante la falta de pago de tasas, la Justicia autorizó el remate de una fracción del Parque Berduc, que finalmente pasó a manos privadas. La demanda extrañamente se caratuló “Municipalidad de Paraná, contra Dueños desconocidos o quien resulte propietario. Apremio”, sin considerar que el dueño era el CGE. Dob. La Fiscalía de Estado de la provincia trabajó durante meses en la redacción de la demanda, que este lunes ingresará al Palacio de Justicia, y una de las primeras irregularidades que advirtió es que, primero, se demandó a “dueños desconocidos”, y segundo, se inscribió un inmueble nuevo que ya estaba inscripto, con lo cual resultó doblemente inscripto. Así, esa porción del Parque Berduc se inscribió en 1954 a nombre de un particular, que se presentó al remate, con el Nº 26.129 ante la Dirección de Catastro de la Provincia. El error no concluyó allí: en la mensura del “nuevo” inmueble se incluyó parte de una calle pública ya proyectada en 1918: la continuación de calle La Rioja, que Berduc ya había tenido en cuenta al momento de hacer la donación. Como fuere, Bautista Nemesio Zumalacárregui se constituyó así en poseedor luego de aquella subasta de un inmueble que se creó sin considerar los antecedentes, ni corroborar planos ni averiguar si no estaba ya inscripto en Catastro. De ese modo, según anotan en la completa investigación de la Fiscalía de Estado, el nuevo plano, anotado con el Nº 26.129, se confeccionó en superposición con tres de las seis fracciones que componen los más de 44 mil metros cuadrados del Parque Berduc, que ya estaban registrados. Pero esa superposición de inscripción de planos recién se advirtió en 2000, cuando el Consejo de Educación pidió la colaboración de la Dirección Provincial de Vialidad para actualizar la mensura y el plano de los inmuebles del Parque Escolar. Indemnización De un primer momento, la Provincia defendió la tesis de que aquella subasta, y posterior transferencia a manos privadas de una parte del Parque Berduc era nula, y por tanto irregular. Ahora, buscará que la Justicia le dé la razón en ese planteo, y que vuelva todos a fojas cero: la acción de nulidad procura precisamente eso, conseguir que el remate sea nulo. Aunque de conseguirse ese objetivo, el efecto no sería menor: la Municipalidad de Paraná debería, en ese caso, indemnizar a los privados que resulten afectados por la medida. La venta de esa parte del Parque Berduc, que la Fiscalía de Estado califica como “nula”, tuvo un primer comprador a Bautista Nemesio Zumalacárregui, pero en 2006 se inició el proceso sucesorio, y nuevas enajenaciones del predio. Rosa Matilde Valentini lo compró ese año, y ésta a su vez lo transfirió al año siguiente a LIbelda Victoriana Soltermann; en 2009, pasa a manos de Irene Lucía Taboada. En la demanda que este lunes planteará ante la Justicia, la Provincia buscará que sean declaradas nulas la subasta judicial de 1949 promovida por la Municipalidad de Paraná y los actos de compra venta sucesivos, con lo cual la acción alcanzará a los privados que fueron, sucesivamente, adquiriendo el terreno. A criterio de la Provincia, el primer acto, la demanda por falta de pago de tasas municipales, constituyó “un fraude procesal” por cuanto aquella deuda habría resultado “inexistente”, según una investigación preliminar. Ese acto generó un “conflicto dominial” que todavía persiste, más de medio siglo después. Más aún: se registró doblemente parte de un inmueble ya asentado en Catastro como de propiedad del Estado provincial. Los abogados de la Fiscalía que armaron el escrito no dudaron en calificar como “la semillas del árbol venenoso” al primer plano de mensura de ese predio quitado del Parque confeccionado de modo arbitrario en la Municipalidad, plano que, por lo demás, todavía no ha sido localizado, por cuanto el expediente original del apremio fiscal se extravió. Y con ese extravío, también el plano confeccionado por funcionarios municipales. Un final imprevisible Cualquier camino camino que se siga en torno a la situación del Parque Escolar Enrique Berduc tendrá consecuencias que afectarán a terceros. La Provincia sostiene que los 44 mil metros cuadrados fueron donados por el filántropo Enrique Berduc con la imposición de que fueran destinados a un parque recreativo escolar, y administrado por el Consejo General de Educación. Eso ocurrió en la segunda década del siglo pasado. Pero veinte años después de aquella donación la Municipalidad de Paraná encuentra que las tasas respectivas por esa propiedad no habían sido pagadas, y lo lleva a remate. La demanda es contra propietarios desconocidos, y entonces, al no haber dueño aparente, se lo mide, se lo inscribe y se lo anota con un nuevo titular. Lo que siguió es lo que sigue habitualmente con un bien inmueble que está en manos privadas: pasa de un dueño a otro. Eso ocurrió, ni más ni menos. El conflicto estalló en 2000, y desde entonces las partes en conflicto están paradas en posiciones irreconciliables. Los privados aducen tener los títulos de propiedad, y las autoridades del Consejo de Educación sostienen que esos títulos son nulos. Ahora, la Fiscalía de Estado avala esa segunda posición, y procurará que la Justicia le dé la razón. Pero una sentencia judicial que convalide esa posición tendría consecuencias graves: la Municipalidad de Paraná se vería frente a la obligación de tener que indemnizar a los privados que, sucesivamente, fueron siendo propietarios. Al último, éste al que lo precedió, y así sucesivamente. Si, por el contrario, en los tribunales no tiene cabida la tesitura de la Provincia, se convalidará un despojo impensado de bienes de dominio público, una situación bastante conocida por la Provincia en las islas del Delta entrerriano. Y sentará un precedente: que un privado pueda adueñarse de terrenos públicos siguiendo un camino reprochable, como escriturar dos veces un mismo terreno, sin que ningún organismo del Estado ponga algún reparo en ello (El Diario)