U
n equipo de técnicos del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf) determinó que los menores, de entre 14 y 16 años, son contratados por agencias de trabajo, que actúan como intermediarias entre la mano de obra disponible y los quinteros, y les fraguan la identidad: en los listados, aparecen con los documentos de identidad cambiados para evitar los controles. La primera denuncia se radicó, a través de la delegación Concordia de la Policía Federal, ante el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, pero la causa fue rechazada “in limine”, es decir, sin que siquiera se haya considerado el fondo del asunto, según explicó el abogado Eduardo Estévez, asesor del Copnaf en la costa del Uruguay. Tampoco prosperó una presentación similar que ingresó a los Tribunales concordienses. El titular de la Fiscalía Auxiliar Nº 1 de Concordia, Fabio Zabaleta, se declaró incompetente, al sostener que el ocultamiento de identidad es un delito que sólo puede investigar la Justicia Federal. Ahora, las actuaciones ingresaron por otra vía a la Justicia: la presentación esta vez se hizo ante el defensor Diego Ponce, pero la causa no ha registrado avances. “Yo estimo que están tratando de ver qué cauce le dan a la causa –aventuró Estevez– aunque el tema es de la órbita de la Justicia Federal”. La contratación de menores en la cosecha del arándano en Concordia –una zona que concentra casi la mitad de las 4.000 hectáreas sembradas con ese fruto en todo el país– es un tema conocido, aunque este año por primera vez organismos del Estado se decidieron a actuar. En las oficinas del Copnaf concordiense dicen, de todos modos, que comenzaron a interesarse por la cuestión de un modo azaroso. “Un día, a mediados de octubre, se presentan en las oficinas dos chicos: una mujer y un varón, de 14 y 15 años. Venían a quejarse porque habían trabajado en la cosecha del arándano y no les habían pagado. Les empezamos a hacer preguntas, y descubrimos, primero, que no tenían autorización de los padres para trabajar; pero la sorpresa fue cuando uno de ellos nos contó que cobraba el sueldo a nombre de un señor, de 55 años. Ahí vimos que la cuestión era bastante compleja, y empezamos a realizar los operativos”, contó el funcionario. Aunque esos dos menores eran oriundos de Concordia, cuando comenzaron a correr el velo del trabajo infantil descubrieron de qué modo actúan las agencias de contratación de mano de obra para proveer de trabajadores a los quinteros, la mayoría sociedades anónimas con domicilio legal en Chile o Capital Federal. Traídos de Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Santa Fe, Corrientes y Misiones, aquí les cambian la identidad para sortear los operativos, que rara vez se realizan. “En los operativos, constatamos no sólo menores sin autorización, sino también ocultamiento de identidad. Se juntaron esas denuncias, y se hizo la denuncia en la Justicia Federal, pero la rechazó. Se fue a la fiscalía provincia, y allí nos recomendaron ir al Juzgado Federal, pero el Juzgado Federal nos dijo que no intervenían a base de denuncias, sino por demanda de los afectados. Y otra vez, todo quedó en nada”, enumeró Estévez. El arándano, denominado comúnmente mora azul o arándano azul (blueberry), es originario de Estados Unidos, que también es el mayor productor y consumidor en el mundo, y es a ese mercado a donde se dirige buena parte de la producción local. Y de ahí el tratamiento que se le da aquí: se lo cosecha rápido y se cuida que el fruto no se dañe antes de ser empacado. Como es un fruto muy pequeño, se requiere de manos pequeñas para cosecharlo. En Argentina, hay cinco zonas productoras. La producción comienza en septiembre en Tucumán, le sigue Entre Ríos a comienzos de octubre, luego la zona de San Pedro (Buenos Aires) desde la segunda semana de octubre, y Mercedes (Buenos Aires) y sur bonaerense a mediados de noviembre. La quinta zona responde a pequeñas localidades en San Luís y el sur argentino que producen bien entrado el verano hasta marzo. En Entre Ríos, el cultivo del arándano comenzó en 1995 con menos de 10 hectáreas. Es recién a partir de 2003 cuando comienza la explosión de las quintas: en 2001 había 50 hectáreas; y en 2004, alcanzaron las 400 hectáreas. Desde que se comienza a producir, su cosecha es diaria y dura entre 45 y 60 días. De acuerdo a los resultados del censo a productores de arándano que realizó la Dirección de Estadística y Censos en 2008, en Entre Ríos hay 96 explotaciones, la altísima mayoría (90), concentradas en el departamento Concordia, con una superficie total de 1.649 hectáreas. El 98 por ciento de lo que se cosecha se exporta. En la cosecha, se utiliza en cada temporada un total de 8.102 trabajadores, de los cuales 7.456 (el 92 por ciento) son temporarios. Y ahí está el huevo de la serpiente: las irregularidades, según ahora constató no sólo el Copnaf sino también la Dirección de Trabajo, radican no sólo en la contratación de menores, sino también en la existencia de trabajo en negro, y dudosas condiciones sanitarias de los trabajadores en las quintas. Operativos en Paraná Durante un rastrillaje de rutina que se realizó en Paraná, la Dirección Provincial de Trabajo en conjunto con la División Trata de Personas de la Policía, se pudo constatar ciudadanos bolivianos con visas provisorias de ingreso al país ya vencidas. También, se halló a un menor trabajando en las quintas hortícolas de la zona del Acceso Norte. Aníbal Brugna, secretario de Trabajo, dijo que se trató de un operativo de rutina, que se están desarrollando en distintos puntos de la provincia para detectar trabajo irregular y también trabajo de menores. Y que la actividad del organismo seguirá así, con ese mecanismo. Ayer, luego del operativo concretado en el Acceso Norte, se le dio intervención a la Dirección Nacional de Migraciones. La tarea de control no sólo alcanzará a las quintas hortícolas, sino también a las granjas avícolas, donde también se supone que habría menores contratados para el trabajo. (El Diario).-