E
n el trailer de Red social , la película sobre los tumultuosos orígenes de Facebook, un cursor se mueve a través de un moderno paisaje digital, lleno de “amigos” que pueden serlo o no, y extraños sonrientes. Promete una historia sexy, o bien una sobre un mundo frenéticamente hiperconectado. Pero la película, escrita por Aaron Sorkin y dirigida por David Fincher, trabaja con conflictos tan antiguos como la Biblia. Es que si bien el filme habla de la actualidad (noticias sobre el crecimiento y los problemas de privacidad de Facebook aparecen a diario), los creadores prefirieron centrarse en temas más clásicos. “No estamos uniéndonos a la moda -dice Fincher-. Hay algo irónico detrás de esta cuestión sobre la amistad y la necesidad de conexión. El hecho de que todo esto haya pasado en el marco de una historia como la de Facebook es un contexto interesante para el drama”. Scott Rudin, uno de los productores, asegura que los temas del filme no estarían fuera de lugar en una historia sobre la Antigua Roma. “Es clásica: hombres que quieren matarse entre sí, mujeres crueles, la supervivencia del más fuerte”. Red social describe como Facebook creó una jerarquía social alternativa, primero en Harvard y después en todo el mundo. Es una lucha entre Mark Zuckerberg, Eduardo Saverin y Sean Parker, todos fundadores de un sitio de internet que permite que la gente se conecte con viejos y nuevos amigos. Una vez que la empresa comienza a crecer, la pelea por el poder y el dinero pasa de los dormitorios universitarios y las fiestas a los juzgados. La película se hizo casi a las apuradas. Una propuesta del libro de Ben Mezrich, The Accidental Billionaires , circulaba a comienzos de 2009. Rudin la vio, llamó a Sony y así descubrió que los derechos ya los tenían Dana Brunetti y Mike De Luca. En lugar de batallar, decidieron colaborar. Sorkin leyó cuatro páginas de la propuesta del libro que todavía no estaba terminado, llamó a su agente y terminó de escribir el guión antes que el libro en el que se basa saliera a la venta. Fincher buscaba un proyecto para dirigir, recibió una primera versión y aceptó dirigir siempre y cuando no tuviera que “esperar nueve versiones del guión”. Dijo: “Hay que hacerla ahora”. La propuesta del libro surgió en junio de 2008 y la película se rodó en octubre de 2009. Varios jóvenes actores se entusiasmaron en trabajar en el filme y los elegidos fueron Jesse Eisenberg ( Adventureland ) en el rol de Zuckerberg; Andrew Garfield (el próximo Hombre Araña) que interpreta a su traicionado colega Eduardo Saverin; y la estrella musical Justin Timberlake en el rol de Sean Parker, el empresario creador de Napster. La combinación de Fincher y Sorkin suena extraña. El primero es un autor que crea mundos tan expresivos en los cuales las palabras parecen algo secundario dirigiendo un guión de un hombre que es casi más un dramaturgo que un guionista de cine, uno cuyos diálogos parecen emanar de una Uzi y no requieren demasiado contexto visual. La colaboración queda en evidencia en la primera escena en la que Zuckerberg discute en un ruidoso bar con la que está a punto de ser su ex novia (Rooney Mara). Bastante inepto socialmente, Mark no nota el creciente número de señales que ella le envía para demostrarle que su estilo ambicioso le repugna. El personaje espera el momento justo y, con unas pocas palabras, lo deja. Es un Sorkin clásico: ocho páginas de combate verbal entre dos personas inteligentes. ¿Cuál es la parte de Fincher? Filmaron la escena 99 veces. “Es un perfeccionista”, dice Eisenberg. “Meticuloso de verdad”. Sorkin reconoce que son una extraña pareja. “Intuitivamente no es el matrimonio perfecto -dice-. A David se lo conoce como un director visual y yo escribo sobre personas hablando en habitaciones. Pero David le dio la bienvenida a todo el lenguaje y logró hacerlo visualmente bello y a la vez emocional”. El reino de Fincher en este caso es Harvard, universidad a la que muestra más como un coliseo que como un campus. El lenguaje, el status social y los clubes de estudio marcan claras diferencias a las que Zuckerberg introduce un nuevo elemento, la tecnología, el gran igualador . “No es irrelevante que Facebook se haya creado en Harvard -dice Sorkin-. La génesis de la idea es la exclusividad, de ser alguien de afuera que quiere pertenecer” Para Rudin es “la historia de un hacker que se transforma en un CEO, y creo que David tiene un entendimiento profundo y un gran instinto sobre quienes son ese tipo de personajes”. Fincher dice que las genuinas revoluciones son siempre miradas de manera condescendiente. “Sé muy bien lo que es tener 21 años y hablar en un cuarto lleno de adultos que te dicen lo simpática que es tu idea y cómo eso te enoja. Un cierto tipo de joven diría: ‘Tiremos las paredes abajo, prendámosle fuego a la sabiduría convencional y probemos el futuro en la ruta”. A ninguno lo convence el potencial de las redes sociales -”siento que la forma en la que nos comunicábamos antes no estaba mal”, dice Sorkin-, pero les atrapó la escala del fenómeno y su resonancia dramática. Zuckerberg tiene al principio un solo amigo (Saverin) y al crear el motor de interacción social más grande de la historia, lo pierde. Fincher dice que la película no es contra Zuckerberg, y que su versión de cómo fueron los hechos recibe tanto tiempo de pantalla como las de sus antagonistas. Y para Rudin, la historia de Facebook que se cuenta no es la de una revolución ni la de un éxito comercial sin precedentes: es una alegoría. “Es una metáfora sobre cosas bastante importantes: ¿Qué es la comunicación? ¿La amistad? ¿Cuál es la naturaleza de la soledad?