V
ecinos de Corrientes, entre Nogoyá y Victoria, y alrededores iniciaron un trámite en conjunto para rogarle a la Municipalidad que interviniera para poder dormir en paz entre jueves y domingos, un beneficio del que no gozaban desde hacía “siete meses”, según narró uno de los ciudadanos linderos al local nocturno Mint, que funcionaba como boliche bailable pese a tener habilitación como bar. La Comuna escuchó las quejas y convocó a una reunión a vecinos y empresarios el jueves, donde se acordó que el boliche cerraría este fin de semana en señal de buena voluntad y continuaría sin actividad hasta tanto logre acordar con la comunidad un modo de funcionamiento que no turbe la vida cotidiana del barrio. Así lo informó Jorge Sapetti, que vive pared de por medio con el local y concurrió a la reunión con funcionarios y empresarios de la noche. A todo volumen Según los vecinos, todos los fines de semana, además de la música a alto volumen, la cuadra sufría los desmanes de los jóvenes que concurrían a bailar al boliche, que orinaban y vomitaban los frentes y dejaban botellas rotas y otros desperdicios en las veredas. “Ya el fin de semana pasado estaban inhabilitados para funcionar, a raíz de las actas que les hicieron a lo largo de varios meses. Cuando funcionaba como bar con otro nombre no teníamos problemas”, narró Sapetti. “El jueves que pasó tuvimos una reunión con Cánepa (Alejandro, secretario legal de la Comuna), donde él les dijo que no podían abrir este fin de semana. No solamente los retó sino que les dijo que si abrían, se lo iban a clausurar (al bar) y nunca más les iban a otorgar habilitación”, comentó el vecino. De este modo, “como acto de predisposición (los empresarios) cerraron este fin de semana y ahora tienen que mediar con los vecinos: si quieren funcionar como bar se les puede dar una oportunidad, como boliche no, porque era un descontrol”, señaló el vecino, que conjeturó que será difícil que la reunión bolicheros-vecinos se concrete esta semana. Agregó que ante la Comuna los empresarios “mintieron que tenían los avales de los linderos pero en ningún momento los tuvieron. Esta semana fueron a los otros vecinos diciendo que tenían la firma de mi esposa, e intentaron conseguir las firmas del resto de la cuadra argumentando que ella había firmado”, contó Sapetti y finalizó: “Como acto de buena fe, por ahora no pueden abrir más, después se va a determinar qué sucede. No tienen nada en regla, de lo que pide la ordenanza 8615”. (El Diario)