A
lgo le pusieron. A la nena le pusieron algo, eso no me lo sacan de la cabeza. Eso que ella tomó tenía algo, alguna pastilla, no sé. Y por eso quedó así, por tomar eso que le pusieron, sin que ella se diera cuenta, lo tomó así, sin saber qué era. La perplejidad de Olga produjo un escozor colectivo: su hija, de 11 años, había ingresado a la guardia de un hospital del sur de la provincia con un cuadro que los médicos no dudaron en calificar como “shock alcohólico”. La nena había salido de su casa, adonde estaba al cuidado de su hermana mayor, de 15, para ir a visitar a una amiga, de 13 años, y juntas planearon un destino cómplice: avisaron que se iban a una fiesta de 15 años, pero al final se fueron a un boliche. El Ángel, era el boliche. El fin de la inocencia. Fue un caso turbador: hasta entonces los médicos no recordaban haber asistido a un paciente severamente alcoholizado a tan corta edad. De todos modos, según dice el psicólogo Mario Sarli, a cargo del área de Adicciones de la provincia, los datos dan cuenta que la edad de inicio en el consumo de alcohol viene bajando, y ahora se sitúa en torno a los 13 a 14 años. Pero nunca tan precoz, nunca a los 11. Descontrol. Todo sucede, al fin. De noche, el consumo de alcohol se agudiza, más en fines de semana, más en ciudades grandes, más en Paraná. La preocupación fue expuesta por la titular de la Comisaría del Menor de la Policía de Entre Ríos, subcomisario Alejandra Berón, a las autoridades del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf): la idea es encontrar la forma de aplicar controles severos, y que resulten efectivos. La jefa policial le dijo a los funcionarios del Copnaf, entre ellos su titular, Raúl Patricio Solanas, que se encuentran casi con las manos atadas: constatan lo que ocurre, saben que se viola la legislación, que hay chicos que ingresan a los boliches con tan sólo 14 ó 15 años, y que hay cierta displicencia de parte de los padres. Por eso, reclamaron no sólo la intervención de la Municipalidad de Paraná, para que agudice controles, y eventualmente aplique sanciones, sino también la participación de la Justicia, particularmente de los defensores de Menores. “La Policía está preocupada, y ha pedido que se hagan controles en lo que es la venta de alcohol a menores. Y que no solamente se controle la vía pública, sino también lo que ocurre adentro de los boliches. Se ha constatado que se vende a chicos de 14 ó 15 años, sin discriminar edad. Y no se puede. Somos concientes de lo complejo que resulta el control, teniendo en cuenta lo extenso de la ciudad, pero apuntamos a que ese control se pueda hacer. También la Policía nos está pidiendo que los defensores tengan algún rol en este tema”, explicó Daniel Cottonaro, director de Rehabilitación y Reparación de Derechos del Copnaf. La inclusión de la Justicia no es azarosa: hay padres que apañan a sus hijos en sus correrías nocturnas. “No sé –duda Cottonaro–, pero habría que analizar la responsabilidad de los padres. Hay recursos legales, como la limitación de la patria potestad”. Causales Mario Sarli encuentra dos factores que llevan a un descenso en la edad de inicio en el consumo de alcohol en los chicos: una “ingeniería publicitaria” que apunta a esa franja etárea para exacerbar el consumo antes de tiempo; y un “debilitamiento” en la figura de autoridad, fundamentalmente de los padres. “Y eso se extiende: no es creíble el padre, no es creíble la Justicia, no son creíbles los médicos. Los chicos viven un situación de descreimiento, que fortalece aquellas conductas”, señala. Nora Romero de Clari, coordinadora del Programa de Prevención de Conductas Adictivas del Consejo de Educación, afirma que “todo consumo debe ser preocupación, y más en la escuela. Todo consumo, aún el consumo electrónico, tiene repercusión en la escuela. Pero no hay una única causa, sino que hay factores recurrentes. Y no debe preocupar tanto el dato, lo estadístico, sino qué hacemos luego con esa información”, apuntó. “Más allá de asustarnos y de ofrecer una realidad, que es dura y difícil, primero debemos preguntarnos qué hacemos con estos datos. Y en la búsqueda de esa respuesta debemos acordar criterios de actuación y trabajo. La escuela siempre ha trabajado, con mayor o menor acierto, en el abordaje del consumo de los jóvenes. Lo que ahora se trata es acordar criterios comunes de actuación. A nosotros no nos interesa tanto la sustancia, qué se consume, como el chico que consume, el alumno que en algún momento de su vida eligió ese camino”, indicó Clari. Sea cual fuere el camino que se escoja, lo cierto es que el problema de las adicciones ya tomó por asalto a los adolescentes. Las autoridades saben que el 14 % de los chicos entre 13 y 19 años probó la droga. Sólo resta actuar. Una muestra Un relevamiento hecho en 2008 por la Provincia entre 600 alumnos de entre 15 y 16 años de 13 escuelas secundarias de Paraná mostró un mapa del consumo: * El 96 % ha probado y consume alcohol. * El 80 % consume los fines de semana. * De todos modos, no hay una mirada censora: el 70 % no se preocupa por el consumo. * De quienes consumen, el 70 % toma cerveza. El dato 69,7% es el nivel de consumo de bebidas alcohólicas entre la población de 16 a 55 años relevada en Entre Ríos que admitió consumir alcohol durante la realización de la encuesta nacional sobre prevalencias de consumo de sustancias psicoactivas realizada en 2008 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Por sexo, entre los hombres llega al 79,5 %, y en las mujeres, alcanza el 61,2 %. (Ricardo Leguizamón. El Diario).-