L
a cultura del adulterio ya tiene su espacio legitimado. Acaso avivados de que la concreción de la trampa puede desatar tormentas –es riesgosa y provoca estrés–, emprendedores franceses abrieron un sitio de Internet exclusivamente dedicado a la infidelidad de los casados. No para los que la padecen -al menos esa no es la idea- sino para los que la provocan y, si se relajan, la disfrutan. El sitio se llama Gleeden (hay versión en español) y es de muy fácil acceso . Como es de esperar, el espacio ofrece discreción y garantiza calidad y efectividad, aun cuando esto sólo sea posible comprobarlo atravesando la experiencia. “En nuestro sitio, los casados pueden declarar su situación y buscar sensaciones más allá de la pareja”, postula Teddy Truchot, uno de los fundadores. La frase, elegante, parece expresar el espíritu sutilmente embustero que reina en el site. “La idea surgió tras comprobar, a través de estudios, que el 30% de los inscriptos en sitios de encuentros convencionales se presentan como solteros cuando en realidad están casados”, explica Truchot. Especie de Facebook del engaño amoroso, Gleeden comenzó a funcionar en diciembre del 2009, y ya cuenta con algo más de 390.000 miembros –el 60% hombres y el 40% mujeres– de más de 100 países, básicamente de Europa. Sobre todo en Francia (abrumadora mayoría), Italia, Suiza, España –con unos 30.000 inscriptos– y Australia. En Estados Unidos el lanzamiento comercial está previsto para enero. “Nuestra empresa, Blackdivine, es norteamericana, pero pensamos que sería más fácil empezar el lanzamiento en Europa. En Estados Unidos son muy puritanos”, explica Truchot, que como su apellido sugiere es francés (y cuyo significado en ese idioma no tiene las connotaciones que podría tener en lunfardo). Según sus responsables, no es exclusivamenre sexo lo que buscan sus miembros. “Sexo lo habrá, sin duda. Pero no es nuestra prioridad”, dice Thierry, un director financiero de 45 años casado desde hace 20, involucrado a través de Gleeden con Estelle, una mujer casada. “Yo lo que quiero es poder hablar, en casa ya nadie escucha”, agrega. Thierry había tenido aventuras, pero no una amante. “Ninguno de los dos ponemos en cuestión nuestra familia, no queremos romper con todo”. Para concluir, bien vale incluir las palabras de Pixiwoo, una adúltera que desentraña las razones del éxito de Gleeden: “Las mujeres engañan generalmente a sus maridos con otros maridos. Los adulterios tienen así algo de conyugal, de honorable, de legal que merece la consideración general”.