V

ecinos de un barrio de Paraná vienen siendo protagonistas de una situación insólita: la Municipalidad les cobra una obra de asfalto que nunca se hizo. Se trata de frentistas de una cuadra del barrio Almirante Brown (ex Vairetti), quienes en 2009 recibieron la primera intimación de pago en concepto de Contribución por Mejoras por el asfaltado realizado –según los registros municipales– hace tres años en calle Batalla de Cepeda, entre Almirante Brown y Vicegobernador Chailie. La semana pasada, llegó otra nota de la Agencia Fiscal Municipal (Afim), ya en carácter de aviso de “deuda prejudicial”, intimando a los frentistas a que “en un perentorio plazo de 10 días (…) abone su deuda con más los intereses y recargos”. En el caso de Alicia Flesler, propietaria de una casa ubicada en una esquina, el monto exigido por la Comuna asciende a 5.300,68 pesos; mientras que a Stella Campi por 10 metros de frente se le reclama el pago de 2.700 pesos. El problema, más allá de los montos, es que la obra nunca llegó a la cuadra, remarcan las vecinas. Y justamente eso, la inexistencia de las mejoras, es lo que ha planteado desde el vecindario al intendente José Carlos Halle, a su esposa, Rosario Romero a cargo de la Secretaría de Planificación y a la Afim, mediante notas y de forma verbal. “Pero no hay caso, las boletas siguen llegando”, expresan con preocupación. Qué ocurrió En 2007 se asfaltó la mayoría de las calles del barrio. El trabajo se encaró a través de un programa nacional instrumentado por el Municipio en distintos puntos de la ciudad. En esa oportunidad, la cuadra de calle Batalla de Cepeda –entre Brown y Chailie– estaba incluida en el plan de obra e incluso las vecinas recuerdan que se apostaron las máquinas, se clavaron estacas y hasta se podaron los árboles para el arranque inminente de la tarea. Sin embargo, hubo un cambio de planes repentino: operarios y herramientas se trasladaron a la cuadra siguiente y empezaron a trabajar ahí. Así es como, el tramo de Cepeda, entre Chailie y la plaza del barrio, está asfaltado y la primera cuadra quedó en veremos hasta ahora cuando empezó a trabajar en la traza una empresa de San Luis (ver recuadro). Ahora bien, la imprevista modificación –que el vecindario atribuye “a influencias políticas”– no habría quedado plasmada en los papeles de la Municipalidad. Es decir, que para los registros oficiales, el asfalto fue colocado en la primera cuadra de Cepeda y no en la segunda, tal cual refleja la realidad. En esa situación, explican los frentistas, se da un embrollo que no consiguen resolver en la Comuna. Preocupación y traba En 2008, cuando las boletas de las tasas empezaron a traer impreso el aviso de la existencia de una deuda, empezaron las presentaciones para que se atienda la confusión, rememora Flesler. Ese año se presentó una nota y otra a mediado de 2009. “Siempre nos dicen que no nos preocupemos, que si no existe el asfalto no nos van a cobrar. Pero nosotros estamos recibiendo las intimaciones de pago”, apunta Campi, que menciona el caso de vecinos que quieren escriturar sus casas y no pueden por la existencia de esa deuda. El barrio fue construido por el Instituto Autárquico Provincial de la Vivienda (Iapv) y está habilitado desde 1997. Desde entonces, el asfalto –como en otros vecindarios de la ciudad– ha sido una obra esperada en la zona. Ha llegado con el tiempo, pero ha sido un dolor de cabeza para la gente de Cepeda. Inquieta el trabajo de la empresa de San Luis A la par de la llegada de la última intimación de pago por el asfalto inexistente de calle Batalla de Cepeda, empezaron los trabajos para asfaltar esa cuadra. Las tareas están a cargo de una empresa de San Luis, en el marco del acuerdo firmado por la Comuna en mayo para asfaltar 100 cuadras, y se iniciaron hace unos 15 días. Hasta ahora, la labor se concentra en la construcción de los cordones cunetas y en alisado de la traza, dos estapas que el vecindario observa con preocupación. “Si llega a caer un chaparrón nos inundamos todo porque los desagües están a un metro de distancia y no hay salidas previstas en los cordones”, explica Stella Campi, una de las frentistas. Además, ponen la mira en el ancho que tendrá la calle: “La van a hacer más angosta para que no haya picadas (de vehículos) y para poder asfaltar más cantidad de cuadras”, añade la vecina, quien especifica que tendrá cinco metros en vez de seis. El vecindario recibió con asombro la llegada de las máquinas, pues fue de improviso y sin que se hubiesen organizado en consorcios. No saben el costo que tendrá para cada frentista la obra y tampoco cuándo empezará a operar el cobro. Para los habitantes, la modalidad de trabajo de la empresa puntana difiere de las locales. Entienden que no se extrajo tierra de la traza y que no hubo excavaciones para montar los cordones. Además, causó sorpresa el hecho de que la gente de la empresa preguntar a los vecinos por el tipo de terreno. Así las cosas, Campi aclara: “Queremos pagar algo que después nos sirva y que dure”. La empresa desembarcó hace alrededor de un mes y sus operarios pernoctan en las instalaciones de la Toma Vieja, según se informó desde la Comuna. (M.M, El Diario).-