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as 50 familias que ocupan los campos en la zona denominada como “El Quebracho” denunciaron la embestida de empresarios vinculados a la compañía Tres Arroyos, la cual pretendería quedarse con cerca de 1.000 hectáreas para la instalación de una chanchería. Miguel Sánchez, uno de los colonos, brindó detalles de la situación que están atravesando. “Somos colonos que pertenecíamos al ex frigorífico Santa Elena”, señaló en relación a esta cuestión. Además agregó: "Nos quieren desalojar y mediante una dictadura". Sobre la embestida empresarial el dirgente sostuvo: “Nos mandaron una demanda, aunque entendemos que el juicio por desalojo está parado”, aunque a la vez precisó que “después de la audiencia en los tribunales de La Paz fijaron la Ley de Puro Derecho, como un instrumento para desalojarnos”. “Vamos a resistir hasta donde podamos”, remarcó Sánchez. En otro orden reconoció que “estuvimos reunidos con la intendenta Asunción Olmedo, quien se comprometió a gestionar una audiencia con el gobernador de la provincia”. Asimismo aseveró que este martes por la tarde se realizó una asamblea con la intención de “ fijar las medidas a tomar. Plantamos una bandera argentina en las puertas de los campos como un acto simbólico. Además tenemos pensando realizar una movida a caballo”. Un poco de historia La superficie que perteneció al frigorífico Santa Elena fue reclamado insistentemente por trabajadores locales desocupados y en más de un ocasión se presentaron conflictos graves y ocupaciones esporádicas con la intencion de trabajar la tierra. Un pequeño predio quedó en manos de un grupo de vecinos, pero los gobiernos terminaron negociando con fuertes empresas que prometían generar mano de obra con distintas actividades productivas. En más de una oportunidad debió actuar la justicia y la policía, para desalojar estos terrenos Desde el cierre del frigorífico de Santa Elena las disputas llevan más de tres lustros. Empresarios conocidos de la región negociaron con los distintos gobiernos lotes importantes y no prosperaron los proyectos que existían para la colonizar con hijos de productores de la zona y con pastajeros y santaelenenses y ex obreros desocupados. Los intereses de los grupos concentrados se impusieron sobre los proyectos colectivos. Los vecinos sostenían que las empresas concentradas desmontaron o talaron los montes que había en las diferentes propiedades. En cambio, en las hectáreas que quedan los montes nativos todavía permanecen aunque modificados por la mano del hombre, incluso el reconocido botánico Juan de Dios Muñoz recorrió en su momento estos bosques y tuvo presiones severas respecto de la agresividad de la tala rasa que sufrieron éstos alrededor de Santa Elena. Entonces afirmó que la protección de estos montes autóctonos era un deber del Estado. (Fuente: Diario Uno)