Domingo 25 de julio de 2010
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Interés general
El Chagas resiste entre los pobres y las embarazadas
La infección de madre a hijo es el modo más corriente de propagación de la enfermedad en Entre Ríos, y eso revela otra falla del sistema sanitario.
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La enfermedad no se controla durante las gestaciones de las mujeres.

L

as vías de transmisión del Chagas –-una enfermedad descubierta por casualidad por el médico brasileño Carlos Chagas a principios del siglo XX en Minas Gerais, mientras luchaba contra la malaria— son primordialmente tres: la vectorial, a través de la picadura de la vinchuca; por hemotransfusión, de un chagásico con sangre no controlada a una persona sana; y por vía vertical, de madre a hijo, durante la gestación. Desde 2004, Entre Ríos ha sido certificada como una provincia donde no hay transmisión vectorial. Es decir que si bien hay población de vinchucas -–una palabra que deriva del quechua, y que significa “dejarse caer”, porque precisamente ésa es la actitud del insecto, baja de los techos, y pica a una población que siempre es pobre—, la cantidad existente habita en un sector que representa menos del 5% de la población en riesgo. “Pero que no haya transmisión a través de la vinchuca no quiere decir que no pueda existir transmisión de la enfermedad a través de la sangre trasfundida o de forma vertical. Los bancos de sangre de la provincia realizan la serología para Chagas a todos los donantes con lo cual eso está muy reducido. Lo que no se puede evitar es que una madre chagásica transmita la infección a su hijo. No se da en el 100% de los casos, se da en un 7 a un 8%. Por eso, la tarea primordial es la búsqueda de madres chagásicas”, dice el bioquímico Miguel Demonte, responsable del Laboratorio Provincial de Epidemiología. Control precario El Chagas está envuelto por una contradicción maldita: es un mal oculto —la mayoría de los portadores del microbio no presenta síntomas y a veces ni se enteran de que lo llevan en el cuerpo—por tanto no genera interés público repentino, como lo pudo despertar la pandemia de gripe A en 2009, o, antes, el dengue, y encima afecta a la población más pobre. Y está incluida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la lista de las denominadas “enfermedades tropicales descuidadas”, lo cual no es un dato menor: son “descuidadas” por cuanto “no causan epidemias explosivas que atraigan la atención del público y los medios [...] producen una miseria permanente, pero no matan grandes cantidades de gente y no afectan a las naciones saludables [...], persisten exclusivamente en las comunidades más pobres y marginadas, pero han sido erradicadas en otros lugares y por esta razón se las ha olvidado”. Las escasas cifras oficiales con las que se cuentan dicen que es alto el índice de transmisión del Chagas de madre a hijo y por eso las autoridades sanitarias ponen el acento en la detección precoz, el seguimiento y la llegada a tiempo. “Ante una madre chagásica, lo que hay que hacer es un análisis parasitológico, esto es la búsqueda de parásito en la sangre del recién nacido. De dar negativa, hay que volver hacer la búsqueda serológica a los 10 meses de vida. Si le da positiva en ese momento, ese chico es un infectado chagásico. Los chicos menores de 15 años pueden ser tratados, y cuanto más a tiempo se da el tratamiento, tiene un porcentaje de curación muy elevado”, dice Demonte. —Debe ser lo más difícil lograr el control periódico de la embarazada, y después, del recién nacido, sobre todo en la población más afectada, que son los pobres. —Exactamente. Y también es difícil hacer la búsqueda parasitaria al nacimiento, porque todos los laboratorios tienen un horario determinado de atención, y los de guardia atienden pero si bien es sencillo realizar el análisis, no es sencillo visualizar el parásito. Lleva mucho tiempo de estar sentado frente al microscopio, y eso hace que la gente sea renuente a realizar esta práctica. El control de embarazo exige que se haga la serología para Chagas. La madre que tiene Chagas positivo, debe saber que a su hijo hay que controlarlo. Pero no toda madre llega al parto con el control de embarazo realizado. De ahí, la importancia de la búsqueda activa de las embarazadas chagásicas, sostiene. Objetivo cero Entre 2004 y 2006 se realizó un monitoreo para determinar el nivel de transmisión del Chagas de madre a hijo. El trabajo, realizado por la Facultad de Ciencias de la Vida y la Salud de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) y financiado por la Fundación Bunge y Born, determinó que sobre una pesquisa hecha sobre 6.000 personas, se detectaron 75 mujeres seropositivas, y 15 niños seropositivos. Una búsqueda más puntual, en los parajes Mojones Norte y Sud y Lucas Sud del departamento Villaguay, permitió conocer que sobre 170 personas analizadas, 23 (esto es el 13,52%) resultaron seropositivas. Es apenas un muestreo que permite asomarse a una realidad sobre la cual escasean las cifras. Y que corrió el velo sobre otra situación: la falta de control total de las embarazadas potencialmente riesgosas de transmitir el Chagas a sus hijos, y la permeabilidad del sistema de salud, que permite la persistencia de una enfermedad que, puesta al trasluz y bajo estricto tratamiento, podría ser erradicada paulatinamente de la provincia. Por eso, la necesidad, dicen los especialistas, de controlar al 100% de las embarazadas; de buscar activamente a los hijos menores de 15 años de las madres positivas; realizar los estudios de los recién nacidos hijos de madre positiva con exámenes parasitológicos y/o serológicos a los 10 meses; y realizar un seguimiento de todos los niños tratados hasta la seronegativización, esto es hasta que no presenten síntomas de la enfermedad. “La transmisión vertical –dice Demonte— adquiere mayor relevancia sanitaria a medida que la transmisión vectorial y transfusional son controladas. La transmisión vertical no puede ser prevenida, por lo tanto representa una fuente continua de nuevos casos”. —¿El Chagas puede llevar a la muerte? —El Chagas presenta dos etapas, una aguda, que pasa normalmente inadvertida. El 95 % no presenta una sintomatología que haga pensar en Chagas. Hay un 5% que sí presenta sintomatoología. En la etapa aguda, se presenta como un síndrome febril infeccioso, fácilmente confundible con una gripe. Pero luego, el 70% de los chagásicos va a transcurrir su vida normalmente. Antes, cuando existía el servicio militar obligatorio y se hacían los análisis, los hombres se enteraban en ese momento. Y las mujeres, cuando se hacen el control de embarazos. Solamente un 30% puede llegar a hacer una complicación cardiológica, una complicación gastroenterológica, el denominado agrandamiento de vísceras, y algunos también pueden presentar problemas a nivel del sistema nervioso. Y hay casos que derivan en la muerte, en una muerte súbita, entre los 35 y 40 años. Era porque tenían un corazón chagásico. Las fallas en los análisis Hay una Ley Nacional, la Nº 26.281, dictada en agosto de 2007, otra provincial, Nº 9.833, que crea un programa provincial de control y prevención de la enfermedad, sancionada en 2008, todavía sin reglamentar, que desde las buenas intenciones pretenden dar un marco normativo al abordaje de la enfermedad. La ley nacional dice que es obligatoria la realización y la notificación de las pruebas diagnósticas en seguimiento de la embarazada, recién nacido hijo de madre chagásica y demás hijos hasta los 14 años; también en niños y niñas al cumplir los 6 y 12 años; y en donantes y receptores de órganos, tejidos y de sangre a transfundir. Pero hay normas también respecto de cómo debe hacerse el análisis, y así establece que para el diagnóstico de laboratorio de infección chagásica, se deberán realizar al menos dos reacciones serológicas normatizadas. Claro que por pereza o desconocimiento no siempre los laboratorios cumplen ese requisito de realizar dos pruebas. “Las obras sociales contemplan esos análisis. Pero lo que hay que decir es que por protocolo de trabajo hay que hacer dos reacciones serológicas, y normalmente se está realizando una, tanto en la parte privada como en la pública. Y por ahí se pueden escapar algunos enfermos chagásicos”, dice Miguel Demonte, del Laboratorio Provincial de Epidemiología. —¿Qué falta en la Provincia? ¿Hay recursos? —Recursos hay. Probablemente, falta una mayor concientización del staff profesional para pensar en Chagas. Y cuando me refiero a profesionales me refiero a los de salud, en todos los niveles. Si bien es bajo el nivel de enfermos de Mal de Chagas, y hay problemas más acuciantes y más agudos y urgentes en salud, no hay que dejar de ver lo que sucede, y lo que traemos de herencia. La enfermedad de Chagas no es una cosa que se instala en forma abrupta y epidémica. No vamos a tener epidemia de Chagas. Es una enfermedad que está. Se ha logrado quebrar la transmisión vectorial, pero hay que avanzar un poco más. Falta la búsqueda activa. (El Diario/Ricardo Leguizamón)
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