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impiar, cocinar, cuidar a los chicos, lavar, planchar, lustrar los zapatos, pegar un botón, hacer las compras son algunas de las tantas tareas de una familia; que en miles de caso quedan en manos de una empleada doméstica. Según los datos que manejan organizaciones gremiales locales, hay en el mundo 100 millones de trabajadoras domésticas, 1.2 millones en Argentina y unas 20 mil en Entre Ríos. En la provincia, la situación del sector se describió así: el 80% de las empleadas son jefes de familia (es decir que con el ingreso sostienen a su hogar), el nivel de blanqueo se ubica entre el 30% y el 40% y las exigencias de los empleadores son cada vez más elevadas. Por ejemplo, piden el secundario completo, hay casos que solicitan el conocimiento de algún idioma, una foto de cuerpo entero y hay quienes prefieren una persona que no “sea morocha”, informa Manuela Muñoz, secretaria general del Sindicato de Empleadas en Casa de Familia de Entre Ríos. El trabajo concentra a mujeres, aunque también hay hombres (ver recuadro). La mayoría llega a la actividad porque “es lo primero que está a mano”, dice Muñoz y señala que hay hijas que heredan el puesto de su madre, jóvenes que limpian una casa o cuidan niños para costear sus estudios y mujeres que en determinado momento necesitan tener un ingreso y carecen de otras opciones laborales. Para la dirigente, la situación de precariedad del sector se explica en buena parte en la falta de reconocimiento del oficio por parte del empleador. Asegura que el trabajo no es considerado como un servicio más, que se debe abonar como cualquier otro, remarca. De paga y blanqueo La contratación más usual es por cuatro horas diarias de lunes a sábado con un sueldo de $673,78 por mes, mientras que el salario más alto es con cama: 1.347,56 pesos mensuales. Ambas pagas figuran en la escala salarial fijada en noviembre de 2009 por la Nación. En tanto, el valor por hora está –según esa escala– en $10,27, aunque Muñoz indicó que en Paraná se está cobrando entre ese monto y los $12. Es que todo depende del trabajo, dijo y aclaró que la escala es el piso mínimo. El Sindicato de Empleadas en Casa de Familia de Entre Ríos empezó a conformarse hace cuatro años y trabaja junto a la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA). Tiene más de 400 afiliadas y de ese número entre el 30% y el 40% están blanqueadas, dice la secretaria general, quien destaca la siguiente situación del grupo registrado: “No cobran lo que deberían porque no tenemos un recibo de sueldo que especifique la cantidad de horas que efectivamente se trabajan y la actividad. Entonces lo que hace el empleador, a la hora de pagar el aporte, es abonar más de 16 horas, no tienen que especificar lo que están pagando, y ahí viene el abuso. Por eso queremos un recibo de sueldo como cualquier otro trabajador con todas las especificaciones necesarias. Tampoco el comprobante de pago que hoy día recibe una empleada les permite sacar créditos. Con ese formulario nos hacen el aporte, queremos que todo eso cambie”. En tanto, desde el Sindicato de Empleados de Casas Particulares de Entre Ríos, con sede en Crespo y adhesión a la CGT, la secretaria general Patricia Arce expresa que considerando que cuando empezó la organización, hace tres años, “no había nada” –en relación al blanqueo–, ahora “puedo decir que sí, que ha habido un avance”. Y añade: “No sé si hay un gran blanqueo pero hay respuestas positivas”. Seguidamente, prefiere no dar cifras y reafirma la necesidad de que las empleadas sean registradas y perciban los aportes y beneficios de ley. Según Arce, en Entre Ríos unas 20 mil personas ejercen el oficio y se trata, a nivel nacional, de la segunda fuerza de trabajo, apunta. Oscar Balla, titular de la Dirección Provincial del Trabajo, dijo que su área hace controles, pese a que “es dificultoso hacer inspecciones en los domicilios”. Señaló que la estrategia es ubicar a la empleada cuando sale a lavar la vereda o hacer las compras. Consultado sobre si hay datos precisos respecto del número de empleadas y su condición, el funcionario dijo que no aunque aseguró que “una cantidad importante fue blanqueada”. Concientización El 80% de las empleadas son jefe de familias, es decir que el ingreso principal al hogar es lo que ganan y lo que suelen cobrar no alcanza para mantener una casa, reflexiona Muñoz y dice que generalmente se trata de madres solteras y mujeres separadas cuyos esposos se olvidan de la manuntención de los hijos. Así las cosas, el objetivo primordial del sector es lograr el pago del salario correspondiente y los demás derechos por parte del patrón. “Si el empleador reconociera nuestro trabajo, si nos reconociera como persona trabajadora, que estamos cumpliendo una tarea determinada, que es un empleo como cualquier otro”, el panorama sería otro, según Muñoz. En ese aspecto, que la dirigente atribuyó a una tarea de concientización, y en el avance de un proyecto de ley que esboza un nuevo marco regulatorio para el sector. Actualmente, la iniciativa está en estudio de comisión en la Cámara de Diputados de la Nación y ambos sindicatos consultados por esta Hoja bregan para que pronto sea sancionada. (El Diario)